De Irak al Sahel

Conviene recordar que Obama se jactó de oponerse a la guerra de Irak hace once años atrás y anunció como compromiso electoral retirar las tropas estadounidenses. Sin embargo, paradojas de la vida, hoy sigue preso de la compleja situación de Oriente Medio, que se ha convertido en un avispero diplomático, en una crisis humanitaria sin precedentes y en un conflicto armado sin fecha de caducidad. El Premio Nobel de la Paz es el cuarto presidente norteamericano que ordena operaciones militares en Irak. El calendario electoral tiene sus fechas previstas y permite poner fecha de salida de las tropas. Pero los conflictos armados donde intervienen Estados fallidos, no tienen fecha de caducidad; y si se quieren poner los medios para intentan solucionar los conflictos, hace falta activar la política de “boots on the ground”. El Congreso y la opinión pública son también dos frentes que tienen su propia dinámica y parece que da señales de agotamiento. Es lo que tiene ser la superpotencia mundial.

¿Y en España qué? Ver los toros desde la barrera es una trampa. La frontera sur de la Unión Europea y frontera sur de la OTAN se llama España. Ceuta y Melilla están en África, con tres metros de frontera, la península dista 13 kilómetros del continente y las Islas Canarias están a 150 km del próximo “estado islámico” que se avecina en el Sahel. A día de hoy, ni el Parlamento ni la opinión pública española parecen inquietos. Seguimos a la espera de un debate serio en el Congreso de los Diputados. Y la Comisión de Defensa está formada por unos diputados que, por lo general, cuentan con una formación y una experiencia escasísima o más bien nula en estos temas. Cuando veamos en “Youtube” cortar la cabeza a un periodista o a un cooperante español en nombre de la yihad y la sharia quizás sea demasiado tarde.

Volvamos a Oriente Medio. El Kurdistán iraquí es un lugar importante para los intereses estadounidenses. Armar a estos pueblos parece ser la única opción para enfrentarse al vendaval del nuevo califato islámico. Pero también significa poner los medios para el próximo conflicto étnico-fronterizo en Turquía, Siria e Irak. Un Kurdistán armado y entrenado es un ejército que reclamará soberanía y nuevas fronteras. Aviso a navegantes.

La buena noticia es que hace unos días se logró liberar la presa de Mosul, un enclave de alto valor estratégico por el acceso al agua, a la energía eléctrica y por ser un cruce importante de caminos, lo cual demuestra que se está actuando de manera acertada. Nos enfrentamos a un grupo armado con una gran capacidad de desenvolverse en redes sociales, utilizando el miedo y la amenaza como elemento de obediencia entre la población y con enemigos a los que asesinar a doquier: «o conmigo o contra mí«. El Estado Islámico es algo no conocido hasta ahora y que supera en capacidades a Al Qaeda. Un bombardeo selectivo con munición guiada, acompañado de inteligencia de satélites y comunicaciones, contra centros logísticos, campamento de entrenamiento o convoyes en desplazamientos es solución quirúrgica puntual, pero no definitiva. La disputa entre chiíes y suníes implica de lleno a Arabia Saudí, objetivo claro de la expansión del nuevo califato. Y bajo todo este escenario, una inmensa reserva de recursos petrolíferos, gaseoductos y oleoductos para abastecer la maquinaria global de la que todos formamos parte.

España cuenta con un pequeño contingente en Mali, una presencia que se une al cada vez más amplio operativo de Francia y Estados Unidos desplegado en la región. Obviamente, esto no es prioritario para nuestra opinión pública. En paralelo, el Estado Islámico tiene como prioridad dar forma y liderar sus propias oportunidades en el Sahel, una carrera justo al otro lado de nuestra frontera sur.

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Verónica Domínguez, analista (Master Instituto Universitario Gutiérrez Mellado)

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