Desconfianza política e integración militar

GCC

No es fácil gestionar la presencia de Estados Unidos en el Golfo Pérsico. Política, defensa y economía van de la mano en uno de los escenarios más complejos del mundo. Todo se junta en este puzle, donde los recursos, los desequilibrios de múltiples factores, las rivalidades y los conflictos emergentes confluyen en un espacio determinado por la geografía. Contemplamos cómo el orden político se enfrenta a sociedades en cambio y los vacíos de poder son ocupados de forma violenta por nuevos actores. En medio de esta incertidumbre hay que tomar decisiones. Todas las posibles alternativas son susceptibles de modificar escenarios y hacer más complejo aún una posible salida que favorezca la estabilidad.

Estados Unidos necesita garantizar la estabilidad en la región. Una de estas vías son los esfuerzos para lograr un acuerdo en materia de seguridad con el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCEAG). Se trata de una iniciativa para fortalecer la cooperación en materia económica y política entre las monarquías de Bahrain, Kuwait, Oman, Qatar, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.

Por parte de Washington, este foro permite una acción conjunta y es un punto de apoyo para fortalecer la estrategia a largo plazo en la región. Pero poco ha podido hacer Obama en su reciente visita al Riad con motivo de la cumbre entre EEUU y el Consejo. Las decisiones tomadas en los conflictos de Siria, Egipto e Irán no han gustado a estos dirigentes. Para ellos, la inacción no es la respuesta esperada de quien se supone que va a defenderles. Diferentes percepciones entre amenazas externas e intereses nacionales, rivalidades y luchas de poder, desacuerdos en las prioridades y el deseo de mantener su soberanía, hace que los avances sean muy lentos.

Estados Undios necesita fortalecer la cooperación para los Estados árabes del Golfo y desarrollar una estrategia de defensa con misiles balísticos. Una fuerza conjunta operativa de 100.000 soldados y continuos ejercicios militares complementarían el cuadro. Este sistema de misiles balísticos se instalaría en bloque, como una solución integrada a nivel regional, no estatal. La venta en bloque es técnicamente una necesidad, lo que le convierte en un motivo más para la presión diplomática. Pero estos Estados prefieren una relación bilateral de seguridad, una atención individualizada, no tanto un acuerdo global, de cooperación regional. Se trata de una preferencia, no un requisito, como corresponde a la cultura de pactos del mundo árabe. Quizás la amenaza del Estado Islámico (ISIS) acelere las tendencias culturales. Una vez más, se manifiesta la complejidad entre la desconfianza política y las necesidades de integración militar.

 

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