Acuerdo de Reparto de Gastos de Defensa entre Corea del Sur y Estados Unidos
Análisis 273
16 Marzo 2021
Esfuerzos por un mecanismo renovado de seguridad en la península más militarizada de Asia-Pacífico
Corea del Sur y Estados Unidos comparten intereses en la región de Asia-Pacífico aunque también algunos retos. Uno de los desafíos más notables es la amenaza nuclear que supone el hermético régimen de Corea del Norte. Con todo, el coloso tecnológico de Asia lo ha vuelto a hacer: ha dirigido con Estados Unidos una solución conjunta. Como respuesta a los intereses estratégicos compartidos entre Seúl y Washington nace el nuevo Acuerdo de Reparto de los Costes de Defensa entre Corea del Sur y Estados Unidos. El acuerdo tendrá una vigencia de 6 años, una duración ciertamente considerable teniendo en cuenta las tensiones existentes en la península más militarizada del mundo. Ante intereses comunes, respuestas comunes; ante amenazas conjuntas, estrategias conjuntas y ante objetivos compartidos, acuerdos compartidos así lo han entendido la República de Corea y Estados Unidos.
A pesar de que la presencia militar de Estados Unidos en el país del Han y de que los lazos militares entre ambas naciones se remontan al fin de la Guerra de Corea, la cooperación geoestratégica entre Seúl y Washington no deja de ser relevante para la arena internacional y es que la península de Corea, por su localización en el corazón de Asia, es claramente un enclave estratégico que la Casa Blanca no está dispuesta a descuidar. De este modo, la sola negociación del Acuerdo tiene ya una relevancia especial en materia de seguridad y defensa pues el texto propuesto supone un avance notable en materia militar al establecer un nuevo Acuerdo de Medidas Especiales que cerraría las negociaciones que han durado casi un año y medio. Este acuerdo ayuda a enraizar la alianza militar y agiliza el diseño de una nueva estrategia para gestionar la delicada situación que podría plantear una escalada del programa nuclear de los Kim en el Norte.
El esfuerzo negociador supone un avance en materia militar y defensiva teniendo en cuenta la clásica maniobra de Kim Jong-un de realizar ensayos nucleares y balísticos cuando algunos mandatarios estrenan cargo (así lo hizo en su día con los presidentes de Estados Unidos Obama y Trump, pero también con Xi Jinping y la surcoreana Park Geun-hye). El acuerdo y toda la negociación que hay tras este son la preparación o prevención para más posibles ensayos nucleares por parte de la República Popular Democrática de Corea. El acercamiento en materia económico-militar entre la Casa Azul y la Casa Blanca resulta prudente para mantener el statu quo entre ambas Coreas. El propio Kim declaró que Estados Unidos es el «principal enemigo de Corea del Norte» en el Octavo Congreso del Partido de los Trabajadores de Corea celebrado en enero de 2021. Así, a través del nuevo Acuerdo de Reparto de los Costes de Defensa se busca una mayor contribución económica en materia de defensa por parte de Seúl, lo cual supone una mayor independencia militar surcoreana, además la posibilidad que contempla la República de Corea de formar parte de una versión ampliada del Quad genera una mayor cooperación regional en numerosos ámbitos: seguridad, militar, defensa y cooperación.
Tras años de relativa armonía en la península coreana, podría producirse una nueva crisis nuclear en 2021, la incertidumbre existente en la península plantea un cierto riesgo en materia de seguridad. El Acuerdo es un avance definido en este ámbito donde no conviene deshacer el camino andado. Moon Chae-Inn es un socio aliado de Estados Unidos y, a la vez, un presidente claramente comprometido con el diálogo pacífico con los vecinos de Corea del Norte. Moon, en un encuentro celebrado en Pyongyang, manifestó su esperanza de ver la nación reunificada dirigiendo al pueblo norcoreano las siguientes palabras: «nuestro pueblo es excepcional, resiliente y ama la paz, nuestro pueblo debe convivir. Hemos vivido juntos durante cinco mil años, pero separados durante sólo setenta años. Aquí, en este lugar hoy, propongo que avancemos hacia la gran imagen de la paz en la que la hostilidad de los últimos setenta años pueda ser erradicada y podamos volver a ser uno».Con todo, el presidente Moon consciente de la relevancia de trazar una hoja de ruta común con Estados Unidos está gestionando una política exterior de seguridad basada en la unión militar y el establecimiento de puntos económicos, estratégicos, de seguridad y militares comunes con Washington.
En conclusión, las alianzas son clave para trazar una política exterior de seguridad reforzada, ayudan a prestar atención a intereses comunes y combatir posibles amenazas conjuntas. Los asiáticos parecen entenderlo bien y sobre todo Corea. La estrecha y tradicional relación militar entre Corea y Estados Unidos es prueba de que la unión hace la fuerza y de que estas alianzas en muchas ocasiones sirven para rebajar tensiones. No debemos olvidar que, gracias a la mediación de Trump, las dos Coreas aumentaron sus encuentros y acercaron posiciones en muchos aspectos estancados y enquistados desde hacía años. Las alianzas y las estrategias comunes son esenciales para preservar intereses comunes y dar respuesta a eventuales amenazas compartidas y es que ya lo dice el famoso refrán coreano: “incluso una hoja de papel pesa menos cuando dos la levantan”.
Laura Moussa García
Las opiniones de este análisis son de exclusiva responsabilidad de su autor.
Foto: US Air Force