Elecciones en Argelia: consecuencias para España

Análisis 215

Las relaciones de Argelia con España se construyen sobre la base de una agenda común donde sobresalen cuestiones como la lucha contra el terrorismo yihadista, la situación del Sahel así como del norte de África con especial incidencia en Libia; y cómo no, la realidad de los flujos migratorios: en 2017 pasó a ser el segundo país origen de migrantes que llegan a España.

Destacando por su importancia la seguridad energética, las importaciones argelinas de 2017 alcanzaron un valor de 4.580 millones de euros, en su mayoría de gas – cerca del 60% del gas consumido en España proviene de Argelia-. Sin olvidar que es el segundo país cliente africano detrás de Marruecos. Por su parte, España se ha convertido en el tercer país cliente para el país magrebí, con una gran presencia en sectores de la construcción, energía, agricultura, cerca de 250 empresas españolas operan en este país.

Esta realidad entre los dos países se materializa en intensas relaciones diplomáticas, fluidas y estables. A lo largo de 2018 se han celebrado la VII cumbre bilateral, así como la visita del actual ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Josep Borrell, en septiembre de 2018. En consecuencia, la tensión social y política que se vive en Argelia, ante las próximas elecciones presidenciales de abril no puede dejar impasible los intereses españoles en el país.

En un primer momento, Abdelaziz Buteflika tomaba la decisión de repetir candidatura, una vez presentada la misma ante el Consejo Constitucional. Esta decisión generaba mayor tensión social y política, ya que el debate sobre su posible no presentación parecía no cerrarse en falso. Buteflika gobierna desde 1999. Las protestas se extendían por ciudades claves como Argel, Orán, Tebessa, Guelma, etc. Tras las oraciones de los viernes una mayoría social de población joven (casi el 45% tiene una edad inferior a los 25 años y no ha conocido otro líder político), se manifestaba ante la posible candidatura de Buteflika. Recordemos que el partido que sustenta al actual presidente argelino, el Frente de Liberación Nacional, lleva en el poder desde la independencia de 1963.

Entre las causas del malestar social están: la profundidad de la crisis económica motivada por la caída de los precios energéticos, la falta de diversificación económica, los clanes que controlan el país especializados en ocupar todos los espacios del Estado y en manejar a su favor los resortes institucionales,  una realidad que repercute de forma negativa en el futuro político argelino. Y sin obviar, la realidad migratoria de la población argelina incapaz de tener un futuro digno. Unido a esta tensión está la crisis institucional: a lo largo de 2018 se produce la encarcelación de cinco generales argelinos –siendo posteriormente puestos en libertad-, dentro de las luchas internas del propio partido del Frente de Liberación Nacional; junto al bloqueo existente en el interior del poder legislativo generado por la lucha de las diferentes facciones situadas en el poder que intentan desalojar a actual presidente del Parlamento.

La postergación de las elecciones del 18 de abril junto a la decisión de Abdelaziz Buteflika, de renunciar a presentarse a un quinto mandato, no ha logrado frenar las protestas en las calles del país norteafricano. No debe olvidarse que desde la finalización de la guerra civil de los años noventa, el país contaba con un alto nivel de estabilidad, manteniéndose al margen de los acontecimientos que afectaron durante la denominada Primavera Árabe de 2011. Por tanto, Argelia sufre “tres tensiones”: la política-institucional, económica y social, un cóctel difícil de digerir.

España debe mantener una especial atención a los acontecimientos que se sucedan y a mantenerse alerta en la defensa de los intereses estratégicos así como de sus extraordinarias relaciones existentes con este país, con especial interés en el ámbito energético.

Fernando Martín Cubiel, Cátedra de Paz, Seguridad y Defensa (Universidad de Zaragoza)


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