Yemen: causas y efectos de un conflicto interminable

Paper 11/2019

Desde hace ya varios años, Yemen se encuentra
sumido en un conflicto bélico que lo ha convertido en un estado fallido y que,
según las Naciones Unidas, está a punto de provocar la peor hambruna del siglo.
Originada en buena medida por diferencias tribales y religiosas, la crisis no
ha hecho más que empeorar debido a las oportunidades que la inestabilidad ha
brindado a grupos terroristas como Al-Qaeda y Estado Islámico y, sobre todo, a
la intervención de las principales potencias regionales: Arabia Saudí e Irán.

Las raíces del conflicto se remontan a la
unificación de Yemen por Ali Abdullah Saleh en los años 90. Saleh pudo
permanecer en el poder hasta 2011 porque basó el régimen en un  triunvirato entre él y dos de las tribus
políticas más poderosas de Yemen, las familias Ali Mohsen y al-Ahmar. Esta red
también incluía el control de los militares y de algunos grupos religiosos
sunitas (al- Islah party).

En 2011 la Primavera Árabe llegó a Yemen y trajo
consigo la demanda de una amplia reforma política y económica. Saleh se quedó
solo cuando la confederación controlada por al-Ahmars y las fuerzas militares
dirigidas por Ali Mohsen, se unieron a los manifestantes para ganar más
influencia. Saleh tuvo que renunciar y transfirió la presidencia al
vicepresidente Abdu Rabbu Mansour Hadi, procedente del partido político de
Saleh, el GPC. La falta de poder central dio lugar al surgimiento de algunos
grupos previamente reprimidos y marginados: los chiítas de Ansarullah en el
norte, más conocidos como los Hutíes, y 
al-Hirak en el sur, un movimiento separatista que quiere volver a las
fronteras anteriores a los años noventa. El vacío de poder fue también
aprovechado por al-Qaeda en la Península Arábiga (AQAP) para ganar terreno.

Cuando Hadi llegó al poder intentó aliar de
nuevo al GPC y al JMP (dirigido por al- Islah), y reestructurar el ejército,
excluyendo intencionadamente a al-Hirak y a los Hutíes. Los Hutíes tomaron la
reestructuración como una estrategia para posicionar a las fuerzas sunitas en
la región norteña de Saada. Debido al temor de que Yemen se derrumbase por
completo, el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) propuso un proceso de
transición para restaurar la estabilidad, asegurar la paz y mediar entre las
facciones. Para resolver el problema separatista en el sur, el CCG también
organizó una serie de conversaciones de paz de dos años de duración, la
Conferencia de Diálogo Nacional, con las principales partes interesadas: el
gobierno, el Movimiento del Sur (al-Hirak) y los Hutíes. El Diálogo Nacional
fracasó por completo cuando los Hutíes explotaron la situación de debilidad del
nuevo presidente y tomaron el control de las áreas del norte.

A principios de 2015 los Hutíes tomaron Sanna
con la ayuda de las fuerzas leales de Saleh, que apoyaron a sus antiguos
enemigos en un intento por recuperar el poder. La intervención iraní fue
crucial para que esta alianza se llevara a cabo. Desde el comienzo del
conflicto, suministros y personal iraní, además de las fuerzas de Hezbolá, han
sido enviados a Yemen para ayudar a los Hutíes. Evidencias de ese apoyo son las
toneladas de suministros militares que la Armada de los EE.UU. ha interceptado
durante el conflicto.

En marzo de 2015 los Hutíes y las fuerzas de
Saleh intentaron tomar control de todo el país, obligando a Hadi a huir al
extranjero.  Pocos meses después, cuando
la coalición liderada por Arabia Saudí apoyó al gobierno de Hadi, la guerra
civil adquirió definitivamente su carácter de proxy war : Yemen se convirtió en
un teatro más del pulso por el poder y la influencia en la región que mantienen
Irán y la monarquía saudí . Esta coalición está formada por ocho estados árabes
con la ayuda logística de los Estados Unidos, Francia y el Reino Unido.
Mientras que los Hutíes han ido ganando territorio en el norte, AQAP y EI se
han beneficiado del caos y están atacando con frecuencia el sur de Yemen.

En los últimos meses la situación ha empeorado
drásticamente tras la toma de Hudaydah, la puerta del Mar Rojo, por los Hutíes.
Su puerto es el principal salvavidas para casi dos tercios de la población del
Yemen por ser el lugar donde se reciben y almacenan los suministros y la ayuda
humanitaria. A pesar de las recomendaciones de la comunidad internacional, la
coalición liderada por Arabia Saudí atacó Hudaydah el pasado mes de junio. Como
resultado, Estados Unidos y otros países que forman parte de la coalición
saudí, se vieron presionados para apoyar los intentos de alto el fuego
liderados por la ONU. No es la primera vez que las acciones de la coalición han
sido cuestionadas durante esta guerra, ya que los objetivos de los ataques
aéreos han sido lugares llenos de civiles. En 2016 y 2017, esta coalición bombardeó
dos edificios en los que estaban teniendo lugar funerales, causando cientos de
víctimas.

En diciembre de 2018 las partes involucradas en
el conflicto acordaron un alto al fuego parcial, conocido como el Acuerdo de
Estocolmo. Este acuerdo es el resultado de meses de mediación por parte de la
ONU que culminaron en las conversaciones con representantes del gobierno y de
los Hutíes. Los componentes clave de este acuerdo incluyen la distribución de
ayuda desde el puerto de Hudaydah, un intercambio de prisioneros y el
compromiso de discutir el alto al fuego y el cese de hostilidades en otra
ciudad crucial en el conflicto, Taiz.

Aunque la ONU defiende que las partes están
respetando el alto el fuego, el conflicto se está intensificando de nuevo. El
24 de enero un ataque con morteros a las afueras de Hudaydah dejó completamente
destruido el almacén de trigo del Programa Mundial de Alimentos. Algunos de los
países que formaban parte de la coalición liderada por Arabia Saudí han
decidido retirar su apoyo debido a la magnitud del conflicto. El último en
hacerlo, el pasado mes de febrero, ha sido Estados Unidos.

El Acuerdo de Estocolmo no incluye detalles técnicos sobre el alcance o la duración del cese de las hostilidades, ni mecanismos o indicaciones de cuáles son las consecuencias si se rompe.

Conclusiones

El alto al fuego es un buen comienzo para restablecer la paz, pero no es suficiente. El Acuerdo de Estocolmo no incluye detalles técnicos sobre el alcance o la duración del cese de las hostilidades, ni mecanismos o indicaciones de cuáles son las consecuencias si se rompe. Para poder mantener este acuerdo es necesario detallarlo y hacerlo cumplir. También es crucial que todas las partes implicadas se comprometan a apoyarlo y respetarlo. Considerando que Irán se ha ofrecido repetidamente a desempeñar un papel de mediador en Yemen, esta sería una buena oportunidad para que demuestre su voluntad y capacidad de convencer a los Houthis de que respeten el acuerdo sobre Hudaydah.

Este conflicto es la mayor crisis humanitaria
del mundo, según la ONU.  Entre marzo de
2015 y octubre de 2018 los hospitales informaron de más de 70.000 bajas
relacionadas con el conflicto. Como resultado de esta guerra, 4,3 millones de
personas han sido desplazadas en los últimos tres años.  Los próximos meses serán cruciales para ver
si Yemen está en el camino correcto para lograr la paz a largo plazo. Se
necesita una solución global y, para ello, la comunidad internacional debe
tenerlo como prioridad en las agendas y hacer un seguimiento especial a este
conflicto.

Beatriz de León Cobo, International Researcher, Global Affairs


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