Dos retos de Suecia

Las elecciones en Suecia han dado vencedor al socialdemócrata Stefan Lofven, lo que implica un cambio de gobierno con equilibrio de coaliciones. ¿Cómo afectará esta nueva situación a la política de defensa? Teniendo en cuenta que el Rikstdag, el parlamento sueco, aprobó aumentar el presupuesto de defensa en más de un 10% para el período 2015-2024, y tal y como está la situación en la región, no parece que haya sorpresas en el horizonte. Dos son los aspectos a destacar.

En primer lugar, Suecia necesita fortalecer urgentemente sus capacidades para asegurar sus intereses estratégicos en el Báltico. En concreto, la necesidad de desarrollar nuevas capacidades tecnológicas y submarinos avanzados responde a un criterio de seguridad nacional y ha activado la industria de defensa. La adquisición de ThyssenKrupp Marine Systems (TKMS) por parte de Saab responde a este objetivo. Esta operación va a permitir controlar todo el proceso de diseño y construcción de los nuevos submarinos, así como abrir nuevos programas de cooperación con otras empresas. En 2010 se tomó la decisión de adquirir dos nuevos submarinos y modernizar los de la clase Gotland. Si logra una alta capacidad en esta competencia submarina, significa que va a poder desarrollar acuerdos de cooperación con socios internacionales en el futuro, lo que implica abrir nuevos mercados y asegurar su industria. Es decir, retorno de inversión, empleos de alta calidad, programas de tecnología dual y buenas noticias para todos los actores implicados.

Junto a esta apuesta por las capacidades submarinas, queda mejorar los sistemas terrestres y aéreos. En este aspecto, la “joya de la corona” de las fuerzas armadas suecas es el caza de combate Gripen. El reto del gobierno será saber potenciar la industria de defensa para cerrar acuerdos de colaboración con otros países. Brasil se ha interesado por 36 unidades del Gripen-E, un acuerdo que se prevé cerrar para finales de este año, lo que hace que se despierte el interés de otros países por posibles adquisiciones.

El segundo reto responde a la situación en la región. Los acontecimientos de protagonizados por Rusia en Ucrania han puesto en alerta a los países fronterizos. Este escenario ha abierto de nuevo el debate sobre la conveniencia o no de pertenecer a la OTAN. Suecia ha optado militarmente por la neutralidad y es, quizás, una decisión prudente teniendo en cuenta su tradición política y la historia reciente de la Guerra Fría. Sin embargo, mantiene una estrecha relación con la Organización Atlántica, pues forma parte del Partnership for Peace program. Asimismo, es miembro de la Cooperación Nórdica de Defensa (NORDEFCO) y forma parte de la Política de Defensa y Seguridad de la Unión Europea. Los movimientos fronterizos de Rusia vuelven a poner de relieve la importancia de la geografía. A nivel interno, se ha producido un leve incremento del apoyo popular hacia la posibilidad de una pertenencia formal de Suecia en la OTAN. Pero esto no parece probable, pues a día de hoy, únicamente dos de los ocho partidos con representación parlamentaria se han manifestado a favor de esta decisión.

La importancia estratégica del Báltico requiere que los resultados electorales no alteren las capacidades de la seguridad nacional. Estocolmo presidirá NORDEFCO en 2015, una plataforma que se amolda muy bien a sus intereses y que funciona como complemento natural a la cooperación con OTAN y UE. El acuerdo bilateral con Finlandia en materia de defensa le convierte en un buen compañero de viaje. Y lo que salga de ahí, corresponderá solucionarlo con acuerdos políticos puntuales.

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Gabriel Cortina, analista de seguridad y defensa