Filipinas y China: la otra escalada en el Indo-Pacífico

Análisis 296
16 Mayo 2025
El Indo-Pacífico está ahora en el foco geopolítico internacional, y lleva siendo una prioridad en la política exterior estadounidense desde los tiempos del Pivot to Asia de Barack Obama. Esta región es el inmediato telón de fondo de la rivalidad entre Estados Unidos y China. Si bien es cierto que el enfrentamiento global entre ambas potencias se suele observar en base a variables económicas y tecnológicas, en el Indo-Pacífico se considera dicha competición también en términos geoestratégicos. Asimismo, los países del este y sudeste asiático se encuentran sumidos en la lucha por la influencia territorial y marítima, cada uno defendiendo sus intereses, e incluso su soberanía nacional.
En esta región hay dos sub-escenarios críticos: las tensiones históricas entre la isla de Taiwán y la China continental, por un lado, y la injerencia de Pekín en el Mar del Sur de China, por el otro. En este último, China aspira a defender y consolidar su presencia en torno a una línea imaginaria de nueve puntos trazada en base a reclamaciones históricas propias que carecen de cualquier reconocimiento normativo internacional. Su guardia costera (GCC) se hace con el control de islas en las aguas territoriales o zonas económicas exclusivas de sus vecinos para explotar sus recursos naturales o instalar bases militares. Ante este intervencionismo, unos Estados sudasiáticos se quejan más y otros menos, debido a sus insuficientes medios para defenderse. Sin embargo, hay uno que no se quiere dejar amedrentar por los chinos: la República de Filipinas.
Manila y Pekín tienen un largo historial de encontronazos en las inmediaciones de sus aguas e islas disputadas, tales como las Islas Spratly o el atolón de Scarborough. Por ejemplo, el 17 de junio de 2024 barcos chinos chocaron contra naves filipinas en el banco de arena Second Thomas, donde los segundos mantienen un buque varado para defender su territorio marítimo. El último incidente se produjo en enero de 2025, cuando la GCC acosó una misión científica filipina también cerca de las Spratly. Por el momento, estos enfrentamientos han quedado solo en amenazas y algún que otro herido. pero, ¿quién puede asegurar que algún día no habrá una primera víctima mortal?
Por mucho que China quiera imponerse en sus aguas, Filipinas no piensa ceder. Para ello, Manila continúa reforzando su defensa, sobre todo desde la llegada del presidente Ferdinand Marcos, y a través del propio Departamento de Defensa Nacional filipino (DND). Dicho Departamento anunció en 2024 el nuevo Comprehensive Archipelagic Concept para la defensa territorial y de la zona económica exclusiva filipinas. En los presupuestos generales de 2025, el DND consiguió casi 272 mil millones de pesos filipinos (4,7 mil millones de dólares americanos) para su actividad, una cantidad significativa que de hecho supera en un 12,3% a la cifra de su año anterior. Junto con estos fondos, se han ofrecido una garantía de 35 mil millones de pesos para la modernización de las fuerzas armadas, y un proyecto de adquisición de sistemas de ciberdefensa de otros 613 mil millones.
A su vez, destacan los nuevos contratos de adquisición por parte del DND de 12 aviones de combate ligero FA-50 Block 20 de Korea Aerospace Industries, mientras se espera la llegada dos corbetas HDC-3100 de Hyundai Heavy Industries, 6 aeronaves A-29 Super Tucano light de Embraer, y la entrega actual de helicópteros S-70i Black Hawk; entre otros artículos en su lista de deseos que esperan incorporar a sus activos militares.
Filipinas compra, pero también le está llegando ayuda de alguien que últimamente ha cerrado el grifo al resto del mundo. El Departamento de Asuntos Exteriores filipino (DFA) ha confirmado que los Estados Unidos de Donald Trump, a pesar de haber pausado la ayuda externa a nivel internacional, ha hecho una excepción con Manila. Es necesario añadir que aún no se ha confirmado la cantidad exacta de la ayuda para el sector de seguridad y defensa que Washington les pretende ofrecer. Esto demuestra la visión prioritaria de Trump sobre el Indo-Pacífico, y cómo es consciente Estados Unidos de la posición estratégica de las Filipinas. Por esto mismo, no resulta de extrañar que los norteamericanos posean acceso a cinco bases militares en suelo filipino desde 2014, más otras cuatro acordadas en 2023 para reforzar sus posiciones en el Mar del Sur de China y tener presencia a menos de 400km de las costas Taiwanesas.
Filipinas es importante para Estados Unidos en el Indo-Pacífico, y podría cobrar más relevancia debido a la actual incertidumbre sobre la posición de la segunda Administración Trump con respecto a la defensa de Taiwán. En 2024, el presidente norteamericano declaró que Taiwán ha “robado” la industria estadounidense de los semiconductores y que deberían pagarle por su defensa. En febrero de 2025, Trump rechazó hablar de su postura sobre la protección de Taiwán, asegurando que mantiene una buena relación con el presidente chino Xi Jinping y que “preferiría” que Pekín no diese la orden de marchar sobre Taipéi.
Sin embargo, en este mismo mes, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha retirado de sus briefings la frase “no apoyamos la independencia de Taiwán”. Esta puede ser otra táctica más de Trump para mantener la confusión y la incertidumbre entre sus rivales y aliados. Sin embargo, de producirse un escenario de invasión china sobre Taiwán y si Estados Unidos no hace nada para impedirlo, quizás sea porque este último prefiera conformarse con su refuerzo militar en Filipinas, mientras asegure el traslado de la industria de los microchips taiwanesa a su propio territorio.
De todas formas, Filipinas continúa siendo parte de los objetivos de las tácticas y amenazas híbridas de “zona gris” de China. Pekín pretende defender las supuestas implicaciones soberanas de su línea de nueve puntos, imponiendo un control más férreo sobre sus vecinos y alejando a Washington de la zona. Y si bien China sabe que no es conveniente atacar directamente barcos estadounidenses para echarles de su ansiada zona de influencia, tal vez haya encontrado la manera de hacerlo acosando sus aliadas, las embarcaciones filipinas. Entonces, si Manila no se deja someter por los chinos, aumenta considerablemente su gasto en defensa, continúa recibiendo ayuda estadounidense, la relevancia geoestratégica de Taiwán pende de un hilo, y los choques con naves chinas se siguen produciendo, tal vez esta deriva irremediable en el enfrentamiento sino-filipino podría significar realmente el comienzo de un conflicto abierto en el Indo-Pacífico.

Juan José Terrero, analista internacional y geopolítico
Las opiniones de este análisis son de exclusiva responsabilidad de su autor.