Afganistán: opciones estratégicas del movimiento talibán

Durante los últimos diecisiete años, Estados Unidos ha tratado, sin éxito, eliminar a los talibanes de la escena política afgana. Este fallido intento de eliminar al grupo que gobernó la gran parte del territorio entre 1996 a 2001, se ha hecho más evidente aún con los sucesivos ataques y atentados llevados a cabo por el grupo fundamentalista durante el pasado enero. Una posible explicación de dicho resurgimiento del grupo es el abandono forzoso de tropas extranjeras a partir de 2014, y una falta de medios y preparación del ejército afgano, que no ha podido evitar que el grupo perpetrase atentados en el corazón del país (Kabul).

Ante estos acontecimientos, la condena de EEUU, principal agente extranjero en el país, ha sido firme y contundente. El presidente Donald Trump anunció que las tropas americanas permanecerían en Afganistán «de forma indefinida».
Ante estos acontecimientos, cabe preguntarse hasta qué punto podemos asegurar que esta oleada de ataques por parte del Talibán representa un fortalecimiento del grupo, y hasta qué punto podemos concluir que se hayan en condiciones de recuperar el control de Afganistán.

Según un estudio llevado a cabo por la BBC, el Talibán controla actualmente 14 distritos del país (4% del territorio), y tiene posibilidades de perpetrar atentados en otros 263 (66% del territorio). En términos de población, esto representa unos 15 millones de ciudadanos que se encuentran bajo el control o amenaza del Talibán. Desde el año 2014, varias provincias como Helmand, han caído bajo el control del grupo terrorista. Al mismo tiempo, Kabul y otras ciudades importantes han sufrido ataques terroristas cada vez con mayor frecuencia.

Aunque estas cifras representan un salto cuantitativo en la capacidad de aterrorizar del Talibán, el grupo terrorista se haya muy lejos de poder volver a controlar el territorio afgano de forma tan efectiva como lo hizo entre 1996 y 2001. Como he indicado antes, tan sólo controlan el 4% del territorio afgano; esto debería indicarnos que la estrategia que sigue no es necesariamente la de la expansión territorial, simplemente porque no tienen ni medios ni capacidades para lograr volver a controlar todo el país.

El Talibán está siguiendo una estrategia similar al Estado Islámico en lo que respecta a la perpetración de ataques terroristas. Conforme el Estado Islámico se ha ido debilitando, este ha ido -a través de individuos que se autodenominaban súbditos del mismo- perpetrando cada vez más atentados en el extranjero a modo de último recurso. Este comienzo de 2018 nos está mostrando que el movimiento no es tan fuerte como podríamos pensar (en base al sucesivo número de atentados perpetrados), sino que se encuentra en una estrategia desesperada por causar el máximo daño posible antes de que el ejército afgano y americano logren desarticularlos.

Ahora bien, aunque una victoria militar por parte del Talibán resulta inviable en las condiciones actuales, al igual que está ocurriendo con otros grupos salafistas-yihadistas, como el Estado Islámico, una desarticulación militar resultará en una reconversión del grupo en otro elemento completamente distinto, que seguirá tratando de expandir su visión del mundo a través de otros medios que no necesariamente sean violentos.

Manuel Herrera Almela, master de Relaciones Internacionales, Institut Barcelona d´Estudis Internacionals (IBEI)

Foto: AP Press / Las opiniones expresadas son de exclusiva responsabilidad del autor. Sus conclusiones no deberían ser interpretadas necesariamente como un reflejo de nuestros puntos de vista.