Opinión pública contra el terrorismo: ¿qué hacer con las Fuerzas Armadas?
Análisis Nº 202
Guillermo Arbeteta Sánchez-Camacho, Máster en Análisis y Prevención del Terrorismo (Universidad Rey Juan Carlos)
Para la opinión pública suena más cercano y correcto que la policía detenga a un número de personas por presunta relación con el terrorismo yihadista, que una noticia en la que se hable de que el Ejército español ha participado en los últimos años, junto con otros países de la coalición en la llamada “capacitación de aliados”, en el entrenamiento de 16.000 soldados y 8.000 policías iraquíes, a otros 5.000 soldados en Somalia, o las tareas que llevan a cabo en Mali. Esto lleva a resaltar la importancia de que se recupere la confianza y se entienda la labor de las Fuerzas Armadas, como un pilar fundamental en la lucha contra el terrorismo.
Es sabido por todos que “lo militar” es, per se, aun un tema tabú e incómodo en la sociedad española, sin perspectiva de mejora, si no se produce un cambio de enfoque en los temas que afectan a las cuestiones de seguridad, especialmente, las que hay no muy lejos de nuestras fronteras. Es necesario pues, ayudar a la opinión pública a que llegue a un entendimiento de la labor de las Fuerzas Armadas, no sólo como una evolución natural y necesaria, como ha ocurrido en otros países europeos, apuntando hacia un apoyo generalizado al pilar volitivo del Estado. Si este cambio de percepción se produjera, en caso de ser necesaria la puesta en marcha del Nivel 5 de alerta antiterrorista –por ejemplo-, se podría activar sin que supusiera un shock para la opinión publica ver al Ejército en la calle, como apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, para que éstas se puedan enfocar en las labores de seguridad. Es algo que no se realizó tras los atentados de Cataluña, y que según parece, se debió al coste político que habría supuesto esta decisión: la presencia de militares con la bandera española en las calles catalanas habría provocado aún más debate.
No muy lejos de ahí, en Francia se desplegaron en las calles a militares tras los atentados yihadistas de París contra “Charlie Hebdo”, e Inglaterra hizo lo propio con sus unidades militares en 2017 tras la masacre de Manchester. ¿Qué diferencia sus casos del nuestro, si nuestro Ejército es totalmente capaz de llevar a cabo esa misma labor, como lo hacen en las misiones internacionales, y que son tan bien vistas por todos? La respuesta se encuentra en la opinión pública, en entender realmente que el hecho de que lo militar salga a la calle es parte del plan de acción en el que se hace todo lo necesario para proteger a los ciudadanos, y no es un intento de coartar la libertad por parte de un gobierno «autoritario”. El Estado debe utilizar todos los instrumentos disponibles para garantizar la seguridad, activar medidas de disuasión y transmitir un mensaje a la población; y uno de los más efectivos, como se ha demostrado con otros países europeos, es la puesta en escena de sus Fuerzas Armadas.
El Ejército necesita un plan de actuación en el que se abran sus puertas y se vea su principal labor en el exterior, que se tenga en cuenta como un gran apoyo para la seguridad dentro de las fronteras y que deje de ser visto como la “ONG” oficial del Estado, que sólo aparece en caso de inundaciones, fuegos forestales o catástrofes varias. La solución a largo plazo pasa por una comunicación estructurada que trate estos temas; es necesario renovar la imagen del ejército de cara a las nuevas generaciones mediante diferentes campañas de marketing, igual que haría una empresa. La región del Sahel, que es nuestra frontera sur, va a requerir especial atención en los próximos años. El que la opinión pública entienda esta necesidad es una parte muy importante para nuestra seguridad
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Foto: Ministerio de Defensa