La posición de Sudáfrica en el conflicto Rusia-Ucrania
Análisis 283
4 Mayo 2022
La postura imparcial de Sudáfrica en el conflicto de Ucrania ha sido ampliamente especulada y criticada tanto por la comunidad nacional como por la internacional, poniendo en duda la verdadera lealtad del gobierno sudafricano. Los criterios para entender esta postura son sus fuertes relaciones históricas con Rusia, su pertenencia al grupo BRICS, la política exterior de “no intervención”, y la amplia inversión rusa en el país.
Tras la abstención de Sudáfrica en la votación de las Naciones Unidas, los gobiernos occidentales insistieron en que «se posicione a un bando». La decisión de abstenerse fue acompañada por otros miembros del grupo, como India y China, excluyendo a Brasil, en correspondencia de mantener una posición «neutral». Al formar gran parte de la Ruta de la Seda, las relaciones de Pretoria con India y China son muy importantes desde el punto de vista comercial. La decisión ha sido ampliamente criticada, con el argumento de que se está poniendo su economía en desarrollo al filo del suicidio diplomático con el mundo occidental. Sin embargo, la posición adoptada no puede sorprender del todo, ya que Sudáfrica tenía la misma reacción en 2014 con la anexión de Crimea. El gobierno que opta por la neutralidad puede considerarse como la “opción segura» para evitar cualquier conflicto innecesario, pero al hacerlo se ha ganado el escepticismo de otros aliados.
Sudáfrica parece estar al margen del conflicto entre Rusia y Ucrania, lo que ha sorprendido a muchos, teniendo en cuenta la opresión sufrida durante el régimen del apartheid. Sin embargo, la postura puede atribuirse, además, a las profundas raíces históricas. Recientemente se ha celebrado el 30º aniversario de sus relaciones bilaterales. Éstas se remontan a la década de 1960, cuando la Unión Soviética desempeñó un papel crucial en la ayuda a los combatientes de la liberación del partido de la oposición el Congreso Nacional Africano (CNA) en su exilio. Además fue percibida como un importante aliado en cuanto a su victoria en las elecciones tras la independencia. Esto es fundamental para entender la posición adoptada por Sudáfrica, ya que el CNA ha seguido siendo el principal partido político desde que llegó al poder en 1994. La evolución de la relación de Putin con los líderes del CNA durante las dos últimas décadas demuestra aún más las conexiones y los vínculos Moscú-Pretoria.
Especialmente durante la presidencia del exlíder Jacob Zuma (2008-2018), las relaciones bilaterales florecieron con conversaciones sobre un acuerdo nuclear y rumores de una amplia inversión rusa en el país. Sin embargo, la reacción del interior y del exterior del país detuvo el desarrollo del proyecto y condujo a la dimisión de Zuma por acusaciones de corrupción. Tras la elección del actual presidente Cyril Ramaphosa, la política exterior y la amistad con Rusia se han mantenido. Los 15.000 kilómetros de distancia entre Moscú y Pretoria no han sido un obstáculo para una relación óptima entre sí.
Hasta hoy, Sudáfrica ha mantenido un enfoque pragmático e insiste en una resolución llevada a cabo por las Naciones Unidas para dirigir una mediación diplomática pacífica entre las partes implicadas. En marzo, se anunció que había sido contactada para mediar en el conflicto, aunque en su momento ni había hablado con el presidente de Ucrania. La oposición interna a la posición del gobierno se ha acelerado debido a su desacuerdo con los actos en Ucrania y a las consecuencias perjudiciales que pueden resultar para el país.
Las potencias occidentales son cada vez más escépticos respecto a los aliados rusos. Aunque el gobierno condenó las violaciones de los derechos humanos pidiendo una solución diplomática, muchos creen que Sudáfrica no está haciendo lo suficiente y puede tener motivos ocultos. El comercio con los países del ámbito OTAN asciende a USD 77.000M, mientras que Rusia sólo representa USD 1.000M, lo que pone en cuestión los motivos económicos para mantener las relaciones y hace aumentar las preocupaciones a las empresas locales con inversiones occidentales.
La política exterior de los países consiste en proteger sus intereses. Pretoria ha respondido de forma pragmática, similar a otros países africanos que han adoptado una política exterior de “no alineación” y que no se involucran en conflictos internacionales. Sin embargo, la repetida abstención por parte de Sudáfrica especula aún más la influencia que tiene Rusia y BRICS, y fue lo que provocó la llamada del presidente Biden para ofrecer ampliar comercio e inversiones. La relación Sudáfrica-Occidente no se han debilitado y mantendrá una posición pragmática, orientada a promocionar sus intereses, mantener alianzas y aprovechar posibles oportunidades. El esfuerzo diplomático por mantener esta posición deberá evitar el quedar atrapada en el fuego cruzado de los grandes actores protagonistas de la geopolítica global.
Paige Witney Dorning
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Foto: Sputnik