Las tensas relaciones China-India
Análisis 259
Tras unas semanas de creciente tensión en la frontera del Himalaya, se han producido una serie de enfrentamientos entre los Ejércitos de India y China. Este hecho es significativo pues ambas naciones cuentan con capacidades nucleares y manifiesta las tensiones territoriales de dos potencias que están llamadas a ejercer influencia en la región. Muchos detalles se desconocen aún, como el número exacto de bajas entre ambas partes y qué tipo de armas y equipos se utilizaron, lo que permite comprender la escalada del conflicto. Los distintos informes y declaraciones oficiales no terminan de aclarar la situación, pues los relatos son contradictorios.
Tanto la India como China se atribuyen la responsabilidad de cruzar ilegalmente la Línea de Control Actual (LAC). A pesar de que parece que el encontronazo entre ambos Ejércitos fue un conflicto menor, de peleas físicas y con arma blanca, se trata de las primeras víctimas mortales a lo largo de la LAC en casi 45 años de rivalidad histórica. Las dos partes han afirmado que están comprometidas en resolver las diferencias pero la resolución no será tan fácil.
Los más de 3.000 km de frontera entre India y China ha sido un tema controvertido desde la Guerra Sino-India de 1962, con más de veinte ubicaciones geográficas impugnadas por ambos países. Desde los años 80, los gobiernos de Pekín y Nueva Delhi han tratado de resolver sus diferencias y clarificar los puntos fronterizos en más de 20 ocasiones. En 2017, los dos Ejércitos se enfrentaron en la meseta de Doklam, después de que China comenzase a construir una carretera en la zona que, según India, pertenece a Bután. Después de ese encontronazo, que duró 73 días, ambas partes reforzaron militarmente su presencia en la zona.
El incidente llega en un momento de unas tensas relaciones entre ambas potencias. Cabe destacar que China teme la creciente relevancia del sector tecnológico indio, que podría amenazar su estrategia «Made in China 2025». Por su parte, India asume como una amenaza prioritaria las acciones de los grupos cibernéticos Advance Persistent Threats (especialmente los APT1, APT3, APT18 y APT30) que atacan a sus empresas tecnológicas, con el objetivo de espiar y robar patentes e información. En 2019, India se retiró del Belt and Road Initiative, en gran parte por la competencia del corredor económico sino-pakistaní, y por las crecientes dudas sobre dicho proyecto, que ha pasado a ser denominado como una “trampa de deuda”. Por último, India se ha sumado a la Unión Europea y ha aumentado los requisitos de inversión extranjera en empresas de “interés nacional” o sensibles, para evitar que China se aproveche de la bajada de los precios de las participaciones en sus compañías después del COVID-19.
China aspira a dominar el continente asiático como potencia regional absoluta y con el resto de países dependientes de ella. India cree más bien en una Asia multipolar. Con su numerosa (y joven) mano de obra, un poderoso sector de innovación, una economía en desarrollo con mucho potencial y bajas importaciones, y la necesidad de transferir centros de fabricación, conforme la economía china se desarrolle, alejándose de la mano de obra barata. El futuro indio es alentador, a falta de resolver problemas como infraestructurales y fiscales.
Como conclusión, cabe señalar que las tensiones entre China e India están en aumento debido al creciente nacionalismo en ambos países. A pesar de ello, a ninguno de los dos gobiernos les beneficia esta rivalidad traducida en un conflicto de baja intensidad. Ambas partes seguirán tratando de resolver las incertidumbres sobre la frontera, con o sin la participación de la comunidad internacional e instituciones como Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad, del que China forma parte y la India no. En Asia Central se encuentran dos grandes actores que rivalizan por expandir sus zonas de influencia, ambas potencias nucleares, al que hay que sumar Pakistán. Conforme entramos en lo que se denomina el “siglo asiático”, está claro que esta zona será cada vez más relevante a nivel global y con toda probabilidad se multiplicarán los conflictos fronterizos.
Javier Ochoa
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