Una visión atlántica de los retos en el ciberespacio

Análisis 238

El término “ciberguerra” es comprometido. Si nos guiamos por las definiciones actuales, incluyendo la definición básica de arma cibernética, podríamos llegar a un impasse que nos limitaría a la hora seguir construyendo estrategias e instrumentos para garantizar la seguridad nacional. Los ciberataques constituyen uno de los principales riesgos para la economía y también para la seguridad de las personas, desde ciberdelitos de todo tipo hasta el compromiso de infraestructura nacional crítica o el robo de información sensible.

La capacidad de incidir en el espacio físico y de ayudar o limitar las actividades en tierra, mar y aire, hacen imperativo que exista un nivel de preparación y de concienciación alto sobre los riesgos del ciberespacio. Surge de esta manera la iniciativa de la Guardia Civil de la National Cyberleague, un reto que tiene como objetivo principal atraer talento e identificar el nivel de conocimiento entre los estudiantes universitarios.

En este primer certamen, los participantes tratan de resolver una prueba tipo test de componente jurídico mientras se tratan de capturar cinco banderas (CTF) a través de la plataforma de entrenamiento virtual “Cyberrange”, usado también por el Mando Conjunto de Ciberdefensa para prepararse en el dominio cibernético. Cada grupo dispone de hora y media para tratar de finalizar ambas pruebas. A los equipos con mayor puntuación se les permite defender su trabajo ante un tribunal en una última fase de clasificación donde priman las habilidades comunicativas.

Iniciativas similares comienzan a surgir por el espacio atlántico con el fin de expandir la cultura de ciberseguridad con un enfoque multidisciplinar del problema. El formato, también por equipos, premia la intuición y la preparación previa a partir de dossiers de inteligencia. Los participantes, en un símil con la vida real, tienen cada vez menos tiempo de reacción ante la siguiente escalada de la crisis: desde un mes hasta veinte minutos.

La prueba de la Guardia Civil tiene un componente técnico muy alto, en comparación con pruebas europeas como las organizadas por el Consejo Atlántico, basada en la gestión de crisis a gran escala, en la mitigación de los riesgos y en la propuesta de soluciones a nivel militar, diplomático, jurídico y social. En comparación, la Cyberleague está enfocada desde el plano técnico y no ofrece información previa sobre la prueba, buscando la improvisación y la creatividad en base a conocimientos y habilidades previamente adquiridas. Busca, al fin y al cabo, la formación de equipos de apoyo a la gestión de crisis y no grupos dedicados a la resolución holística de este problema.

En definitiva, es un gran primer paso adelante para unirse a la corriente atlántica de la difusión de la cultura de defensa en el ámbito cibernético, cada vez más importante. Por la interconectividad del mundo digital, el efecto cascada hace necesaria una concienciación más allá de las barreras de lo técnico que de verdad reúna talento multidisciplinar preparado para los riesgos que azotan a nuestras sociedades.

Andrea G. Rodríguez

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