Las claves del primer satélite espía de Marruecos

El primer satélite espía marroquí ya está listo para ser enviado al espacio. Bautizado con el nombre de «Mohammed VI-A» ?en homenaje al actual rey alauita?, su disparo al espacio está programado para el 8 de noviembre desde la base espacial de Kourou. La escasa información oficial pone el acento en su utilización civil.

Se subraya que aportará imágenes para planificar la expansión de los grandes centros urbanos, supervisar las zonas agrícolas, gestionar los recursos hídricos y planificar grandes infraestructuras. Pero resulta evidente que su principal razón de ser es la componente de defensa y seguridad. De lo contrario, ¿cómo se justifica el férreo secreto que ha envuelto tanto el contrato como la fabricación y el lanzamiento del «Mohammed VI-A»?

Por su capacidad para aportar imágenes tridimensionales de 0,7 metros de resolución desde una altura de 694 kilómetros, el Mohammed VI-A y su gemelo Mohammed VI-B ?que será lanzado en 2018?, servirán para vigilar los más de 2.000 kilómetros de muros de seguridad jalonados de fortines, alambradas y campos de minas que impiden las penetraciones del Frente Polisario, controlar de manera efectiva a los saharauis asentados en los campos de la región argelina de Tinduf, así como observar la evolución del potencial militar de su poderosa vecina Argelia. Y, por supuesto, para escrutar las zonas del norte de África que Rabat reclama a Madrid: Ceuta, Melilla, las Chafarinas, la isla de Alborán y los peñones de Alhucemas y Vélez de la Gomera. También será utilizado para controlar las extensas fronteras terrestres y marítimas del Reino, especialmente para luchar contra el tráfico ilegal de personas y el tráfico de drogas.

Bajo el marco de un acuerdo secreto de gobierno a gobierno suscrito a finales de 2013 entre Rabat y París por un valor superior a los 500 millones de euros, los dos espías electrónicos han sido fabricados en Francia por Thales Alenia Space (TAS), en estrecha colaboración con Airbus.

El interés marroquí por los satélites espía toma cuerpo tras hacerse pública en España la aprobación del Plan Nacional de Observación de la Tierra por Satélite (PNOTS). Le siguió en julio de 2007 la firma de un acuerdo marco entre los entonces ministros de Defensa e Industria ?José Antonio Alonso y Joan Clos, respectivamente? para desarrollar y tener operativos en 2013 dos satélites de observación, uno con tecnología radar (Paz) y otro con equipamiento óptico (Ingenio). Ambos contratados a Airbus en España, el satélite «Paz» fue fabricado según el calendario previsto, pero hoy acumula cerca de cuatro años de retraso para su puesta en órbita. Por su parte, «Ingenio» todavía se encuentra en sus últimas fases de integración en la sede de Airbus en Madrid.

De resultar un éxito el lanzamiento del Mohammed VI-A, como cabe esperar, Marruecos inaugurará 2018 con un satélite espía totalmente propio. En cambio, España, junto con Italia, Bélgica y Grecia, cuenta cada una con el 2,5% de las imágenes captadas por los dos satélites espía del programa de cooperación militar Helios II, en el que Francia ostenta el 90%. Además, mientras que el Mohammed VI-A va a gozar de una vida operativa mínima estimada de 5 años, el Helios IIA y el Helios IIB concluirán su periodo de servicio en 3/4 años y, por el momento, no tienen relevo.

De ocurrir tal circunstancia, España tendría que recurrir al mercado comercial para dotarse de imágenes satelitales con fines militares. El ministerio de Defensa español mantiene conversaciones con su equivalente francés para adherirse a su programa de relevo de los Helios II ?llamado MUSIS CSO? aunque no descarta la posibilidad de inclinarse por un sistema de observación óptico propio de muy alta resolución desarrollado por una empresa nacional.

Juan Pons, analista de asuntos espaciales y de defensa

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