Análisis 227
Una vez más, el Estrecho de Ormuz vuelve a ser fuente de interés informativo internacional, dentro de toda una serie histórica de momentos de tensión estratégica, tal y como nos recuerda Lluis Basets: “Sucedió en la crisis del petróleo en la década de los 70, luego se repitió durante la guerra entre Irán e Irak entre 1980 y 1988 con la llamada guerra de los petroleros…”. Ahora, los últimos acontecimientos, con la detención de buques británicos, la posterior puesta en libertad de uno de ellos, los ataques a barcos con banderas de Noruega y de Singapur, vuelve a situar a Ormuz en primera portada de las agendas de seguridad y opiniones públicas.
A través de este punto nodal marítimo de apenas 280 kilómetros de longitud, pasa el 35% del petróleo que es transportado por vía marítima. Además, transitan cientos de millones de dólares en otras mercancías. La casi totalidad de las exportaciones energéticas de los países del Golfo Pérsico, que suman unos 15 millones de barriles diarios y que equivalente a un tercio del suministro mundial por mar, pasan por el Estrecho de Ormuz.
Esta situación que nos narran las portadas de los medios de comunicación, nos obliga a realizar un análisis sobre el enorme valor estratégico de los estrechos, sin olvidar los canales de navegación marítimo. En esta imagen puede observarse la importancia de esta realidad, que manifiesta el acceso y el dominio de las principales rutas marítimas:
Las rutas marítimas cuentan con un buen número de estrechos como es el caso de Ormurz, Bab Al-Madeb, Malaca, Torres y Gibraltar, entre otros, y donde a diario se produce de una forma ordenada el paso de gran cantidad de mercancías, productos que son la materialización de la actividad económica, política, financiera y comercial del mundo. No hay que olvidar, que cerca del 80 % del comercio internacional tiene lugar a través de los mares y océanos; dos tercios de la producción mundial del petróleo es transportada en barcos que atraviesan estas rutas estratégicas.
A todos los efectos son unos cuellos de botella y en momentos muy determinados pueden convertirse en verdaderos problemas de seguridad marítima civil como militar, de ahí la presencia de la piratería, por ejemplo. La geografía donde se sitúan puede representar una limitación a la economía global , un problema para el flujo comercial que sustenta la economía mundial, y en numerosas ocasiones, en una prueba para las grandes potencias marítimas que “detentan” la responsabilidad del control de estos puntos y de la libertad del uso los mares. Uno de los ejemplos más claros es el Canal de Suez y su vinculación con el Estrecho Bab el-Mandeb.
La actual crisis existente en el Estrecho de Ormuz es un punto en la escalada de tensión entre Estados Unidos e Irán con el Acuerdo del Programa Nuclear como telón de fondo. Está suponiendo el refuerzo de la presencia militar norteamericana en el área, al igual que por el lado persa, ha implicado la salida de una fragata española, la entrada en escena de la Marina Británica y el interrogante de flotas tanto occidentales como asiáticas, lo que implica la activación del efecto «aliados x seguridad» (OTAN, Unión Europea…).
La cuestión de fondo es hasta donde se va a llegar en la escalada de un conflicto que se ha incrementado peligrosamente, con abordajes de barcos y derribos de drones. Las consecuencias para otros actores -que podrían verse gravemente afectados- dependen de la estabilidad en la zona para asegurar el abastecimiento energético. Un ejemplo es Japón, que recibe cerca del 75% del petróleo a través del Estrecho de Ormuz, sin olvidar a grandes consumidores como son China, India, Australia.
Como conclusion, la pregunta que cabe hacerse es qué tendrán que decir estas potencias sobre esta situación y cómo intervendrán. En el caso del régimen iraní, cabe preguntarse si Teherán cuenta con aliados suficientes para hacer frente a esta crisis. Rusia, como otros actores, sabrá aprovecharlo para sus intereses. Son muchos los intereses geopolíticos que están en juego a nivel comercial, energético y estratégico. Con un Consejo de Seguridad de Naciones Unidas gravemente cuestionado, el equilibrio resulta complicado pero necesario para todas las partes implicadas. Conviene no subestimar a Irán, que es su zona vital de influencia. No hay alternativa para esta ruta marítima y el Estrecho de Ormuz seguirá siendo de vital importancia a nivel global.
Fernando Martín, Cátedra de Paz, Seguridad y Defensa (Universidad de Zaragoza)
Las opiniones de este análisis son de exclusiva responsabilidad del autor.