Dentro de la actual Estrategia de Seguridad Nacional (ESN), en su capítulo 1 “Una seguridad nacional para la España de hoy”, se señala que el fundamento de la Seguridad Nacional “…es proteger la libertad, los derechos y el bienestar de los ciudadanos, garantizar la defensa de España y los principios y valores recogidos en su Constitución«. Junto a esta interesantísima reflexión en su capítulo 4 “Amenazas y desafíos para la seguridad nacional”, se establece como una de las mismas la realidad del crimen organizado: «Se trata de un fenómeno con una enorme capacidad desestabilizadora, que contribuye a debilitar el Estado y mina la buena gobernanza económica.”. En los tipos de crimen organizado a los que cualquier Estado se enfrenta, se sitúa la actividad de narcotráfico, donde nuestro país por desgracia ya cuenta con demasiados relatos sobre dicha cuestión.
Sorprenden noticias como la del reciente asalto al hospital de La Línea para llevarse a un narcotraficante detenido, pero en especial la actividad en el Campo de Gibraltar, donde comienza a generarse un modelo basado en la figura del “cartel”, cuya acción podría afectar a la salud democrática de las instituciones públicas. La voz de alarma surge de la Asociación Unificada de Guardias Civiles que este año advirtió del riesgo que está generando este incipiente cartel de la droga en una comarca que no cuenta más que con 63.000 habitantes, y en un área como es el Campo de Gibraltar donde en el año 2017 se incautaron alrededor de 145.000 kilogramos de hachís, un 45% más que en 2016.
¿Por qué de esta nueva realidad? Por una lado, existe una realidad social que vive de este mercado de la droga, se estima que alrededor de unas 3.000 personas (logística, venta, transporte, guardería…), con un trasfondo económico-social donde se sitúan altas tasas de desempleo europeo, que ronda el 40% siendo entre los jóvenes del 60%, los hogares en esta zona española tienen altos niveles de riesgo de pobreza y exclusión social. Los modelos sociales que parte de la juventud está aceptando como salida a su dura situación es a través del narcotráfico, como bien señala el Sindicato Unificado de Policía (SUP): “La impunidad hace que el Campo de Gibraltar se esté transformando en la pequeña Colombia andaluza, donde el mayor incentivo para su juventud es imitar al capo Pablo Escobar”. Este incipiente cártel está realizando una labor de convencer a otras bandas que hasta ahora actuaban independientemente para agruparse. Hasta el momento se consideran que del total de treinta grupos, son ya seis las bandas que trabajan en torno a este cartel. ¿Es el asalto mencionado un primer ejemplo de esta nueva realidad?.
La seguridad de un territorio no solo afecta al hecho mismo de la conservación de su soberanía, sino que abarca otros ámbitos que los actuales relatos de seguridad nacionales ya recogen, como en el ejemplo de la ESN 2017 con dos líneas de actuación que deben ser activadas: 1) mantener canales abiertos de formación continua en los métodos y herramientas utilizados por las organizaciones criminales, mediante la colaboración y participación de actores públicos y privados especializados; 2) potenciar la inteligencia estratégica y el intercambio de información como instrumentos de anticipación contra el crimen organizado y reforzar los mecanismos de incautación de los beneficios obtenidos como forma de limitar su capacidad operativa.
La actuación en el Campo de Gibraltar debe suponer una mejora de las plantillas de las fuerzas de seguridad que continuamente han denunciado esta realidad así como de los instrumentos tecnológicos de lucha contra este fenómeno como es el narcotráfico. También, la coordinación de un plan común de todas las administraciones implicadas en esta área del sur de España así como Marruecos para hacer frente a la cada vez mayor implantación de un modelo económico que ya funciona en otras zonas del mundo como es la denominada “narcoeconomía” y que supone un verdadero riesgo de seguridad y estabilidad política y social, como ocurre en el caso de Galicia.
Fernando Martín Cubel, Cátedra Paz, Seguridad y Defensa (Universidad de Zaragoza)
Las opiniones expresadas son de exclusiva responsabilidad del autor. Sus conclusiones no deberían ser interpretadas necesariamente como un reflejo de nuestros puntos de vista.