Ya lo dijo Hollande en el exterior de la sala Bataclan la misma noche del 13 de noviembre: «Francia no se dejará impresionar. Tenemos que ir al ataque y no habrá piedad”. 130 muertos y más de 300 heridos es el balance de los ataques yihadistas en el corazón de París, que el presidente francés no dudó en calificar como “un acto de guerra”.
La respuesta francesa no se hizo esperar y, con el estado de emergencia decretado en el país, la noche del 15 de noviembre se intensificaron los ataques contra posiciones de Daesh en Siria. Concretamente, la primera ciudad bombardeada fue Raqqa, bastión del grupo terrorista, donde la ofensiva francesa destruyó un puesto de mando, un centro de reclutamiento y entrenamiento y un depósito de armas. En el año 2012 Raqqa contaba con alrededor de 200.000 habitantes pero, a principios de 2014, fue tomada por Daesh, desde entonces, la población sufre el terror yihadista de encontrarse en una ciudad atemorizada, donde se aplica la sharia más radical, y, además, bombardeada.
Así pues, los cazas Rafale del ejército francés no han dejado de despegar del portaaviones ‘Charles De Gaulle’ en el Mediterráneo, atacando posiciones de Daesh en Irak y Siria. Mientras, François Hollande ha realizado una gira diplomática para recabar apoyos en su lucha para acabar con el grupo terrorista yihadista, que le ha llevado a reunirse con los líderes de Estados Unidos, Alemania, Italia, Reino Unido, Rusia, Canadá y China. Y que ya ha tenido resultados.
Mientras que Obama se comprometió a intensificar los ataques; Merkel mandará 650 militares a Mali para colaborar en la misión francesa en este país, y otros 1.200 en apoyo al país galo en Siria e Irak; Renzi confirmó el compromiso militar de Italia en la lucha contra Daesh, señalando como prioridad absoluta Libia; y Putin, al que la comunidad internacional acusaba de aprovechar sus bombardeos contra Daesh para ayudar a las tropas de Bashar al-Asad, acordó con el presidente francés coordinar sus fuerzas militares y servicios secretos, así como intensificar los ataques contra el “califato” de Abu Bakr al Bagdadi.
Pero el primer ministro más comprometido y convencido en esta ofensiva comenzada por Francia es, sin duda, David Cameron que, tras reunirse con Hollande, compareció ante el Parlamento para pedir que Reino Unido se sume a los bombardeos contra Daesh en Siria antes de que finalice 2015. De este modo, tras los atentados de París y con el socialista Hollande a la cabeza, se está comenzando a crear una gran coalición internacional antiterrorista que busca el respaldo de Naciones Unidas en su ofensiva contra el enemigo número 1 mundial.
Está aún por ver el papel de España en este tablero internacional ya que, aunque el presidente Mariano Rajoy ha ofrecido todo su apoyo a Francia y se han dado algunos pasos a nivel nacional como la adhesión de más formaciones políticas al pacto antiyihadista, la cercanía de las elecciones del 20 de diciembre pone complicada la decisión ante una posible petición de apoyo gala. Tanto es así que, aunque el embajador de Francia en España confirmó que antes de las generales el gobierno francés realizará una petición de ayuda al español, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría ha señalado que no existe previsión de reunión y que la colaboración entre ambos países se aumentará únicamente en el intercambio de información entre los servicios de inteligencia.
España ya colabora en la lucha contra Daesh en Irak, donde 250 militares instruyen al ejército del país; en Turquía, con el despliegue de una batería Patriot y un contingente de 153 efectivos; así como en África, donde 117 militares españoles se integran en la misión de entrenamiento EUTM-Mali, de la que España tuvo el mando hasta el pasado mes de agosto. Ahora queda por ver el resultado de esta coalición internacional en ciernes y si pretende acabar con Daesh utilizando, únicamente, acciones militares.
Verónica Sánchez Moreno, periodista especializada en seguridad y defensa