En las elecciones del próximo 8 de noviembre en Estados Unidos no sólo está en juego quién será el inquilino del Despacho Oval, sino que también se decidirá quién ocupará el cargo de Comandante en Jefe del ejército más potente del mundo. En un contexto internacional en el que los desafíos a la seguridad global no paran de crecer, la Defensa está en la agenda de la campaña.
Los atentados de París el pasado mes noviembre, en San Bernardino (California) en diciembre, o los recientes de Bruselas el pasado 22 de marzo, han puesto el foco de esta campaña en la seguridad. Por ello, los diferentes candidatos que aspiran a suceder a Obama están dedicando buena parte de su tiempo a hablar sobre temas como la estrategia para hacer frente al Daesh, las alianzas internacionales de Estados Unidos, el acuerdo con Irán, el papel de Rusia o el rol que la OTAN debe tener en el contexto actual, entre otros asuntos.
En los últimos años el presidente Obama ha reducido el gasto en Defensa y ha apostado por el multilateralismo en su política exterior. No obstante, esta situación podría cambiar a partir del 20 de enero de 2017, fecha en la que el nuevo presidente tome posesión. Hasta la fecha, Donald Trump y Hillary Clinton son los dos nombres con más opciones para ganar la nominación republicana y demócrata, respectivamente y, por tanto, de enfrentarse en las urnas. Dos estilos de liderazgo muy diferentes con visiones también dispares en política exterior.
En el caso de Hillary Clinton, que fue Secretaria de Estado en el primer mandato de Obama, es de esperar cierta continuidad con la Administración Obama, si bien es cierto que durante su candidatura está tratando de marcar algunas distancias con el actual Presidente. En el caso de Trump, su presidencia supone una gran incógnita, ya que su campaña no está girando en torno a propuestas e ideas, sino sobre su persona y su carácter, lo que le hace impredecible. No obstante, sí es de esperar que su mensaje de recuperar la fortaleza de Estados Unidos vaya ligado a una mayor apuesta e inversión en Defensa, así como a un papel más duro de la política exterior.
Sea quien sea el candidato que los estadounidenses elijan en noviembre tendrá que hacer frente a muchos desafíos desde el punto de vista de la seguridad tanto dentro como fuera de sus fronteras. Y, por el bien de los demás países occidentales, confiemos en que sus decisiones sean las más acertadas, ya que la seguridad de los ciudadanos occidentales está estrechamente ligada a la de Estados Unidos.
Daniel Ureña, Presidente de The Hispanic Council
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