Proteger la ZEE: la modernización de la armada israelí

Análisis 271

26 Diciembre 2020

Israel ha recibido este mes de diciembre el primero de cuatro buques de guerra «Sa’ar 6» de diseño israelí fabricados por la compañía alemana Thyssenkrupp Marine Systems. La adquisición de estos buques supone un cambio en la doctrina naval de Israel que forma parte del Plan Momentum, o Tnufa por su nombre en hebreo. El principio rector de este plan es el máximo aprovechamiento de la ventaja cualitativa que posee el ejército israelí (aérea, inteligencia y tecnológica) frente a los enemigos regionales. De este modo, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) pretenden hacer frente a los enemigos regionales que se mueven en la zona gris. Dentro del Plan Momentum, cabe destacar el desarrollo del programa informático llamado “Waze of War” que permitirá a los mandos de las unidades detectar las amenazas en un mapa junto con recomendaciones para realizar un ataque óptimo.

Con la adquisición de los buques «Sa’ar 6», Israel pretende fortalecer sus fuerzas navales. La principal misión de estos será la de proteger las reservas de gas natural y las plantas de extracción israelíes en el Mediterráneo Oriental, así como la zona económica exclusiva (ZEE) israelí. Las plataformas estarán equipadas con tecnología militar de desarrollo propio: el radar multimisión Adir, misiles interceptores Barak, el C-Gem de Rafael como señuelo para contrarrestar los ataques de misiles, un sistema de guerra electrónica, así como un sistema de ciberdefensa. Asimismo, contará con el sistema C-Dome, la versión marítima de Irone Dome probada ya en 2016 con los Sa’ar 5. De este modo, el «Sa’ar 6» cuenta con un enorme radar que funciona como una unidad independiente y puede transferir los datos de las amenazas detectadas a unidades terrestres para poder atacar al objetivo desde tierra en caso de ser necesario.

Por un lado, Israel refuerza y mejora su fuerza naval en un momento de creciente tensión con Irán. Los servicios de inteligencia concluyen que sus enemigos regionales (Irán y Hezbolá) tienen capacidad de lanzar misiles de alta trayectoria de un amplio rango. Esto supone una amenaza para las plantas de extracción de gas israelíes ya que, como se ha visto en el pasado con las refinerías saudíes, Irán podría atacarlas directamente o a través de proxys. Por ende, los «Sa’ar 6» están equipados para poder hacer frente a cualquier amenaza terrestre, marítima o aérea que puedan lanzar los enemigos regionales de Israel.

Por otro lado, la creciente tensión por los recursos naturales en el Mediterráneo oriental también supone una amenaza para Israel. Con una Turquía agresiva que ha quedado excluida del Foro de Gas del Mediterráneo Oriental y que está en conflicto con Grecia y la República de Chipre por la ZEE, la actualización de la flota israelí podría servir en un futuro para disuadir a Ankara de ampliar su control y ambiciones en la región.

Proteger la ZEE israelí y los activos que en ella se encuentran es la principal misión de la armada israelí, ya que lo considera que su protección es una cuestión de seguridad nacional. Con esto, queda claro que Israel está dispuesto a defender tanto sus recursos naturales en el Mediterráneo como su ZEE de cualquier amenaza posible y que empleará los medios necesarios para impedir cualquier tipo de ataque que pueda perjudicar a sus activos. Esto no impide que Israel siga avanzando también por la vía de la cooperación. El pasado mes de octubre el Líbano e Israel iniciaron las negociaciones para llegar a un acuerdo que delimite la ZEE de ambos países con la mediación de EE. UU.

Israel es un país que sabe como defender y promover sus intereses regionales. En el caso del Mediterráneo, Israel está haciendo uso del smart power. Pone el foco en la cooperación regional, pero a su vez muestra a sus enemigos no sólo que empleará los medios necesarios para defender sus intereses, sino que tiene capacidades para hacerlo.

Guerau Cabrera Cuadrado

Las opiniones de este análisis son de exclusiva responsabilidad del autor.

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