Análisis 218
La crisis política en Venezuela se ha agudizado en los últimos días después de que el autoproclamado presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, diese la orden de liberar a Leopoldo López y llamase a las calles a la población para acabar con el régimen de Nicolás Maduro.
Más de 60 países han reconocido a Juan Guaidó como presidente, incluyendo España y Estados Unidos. Trump rompió relaciones con Venezuela tras apoyar a Guaidó el pasado enero con el objetivo de restaurar la democracia. Para ello, éste anunció que usaría todo el peso de Estados Unidos, sin descartar una posible intervención militar. Guaidó hace unos días declaró que no descarta aceptar la ayuda de Estados Unidos siempre y cuando no sea unilateral sino junto a las tropas venezolanas. Estas declaraciones abren la puerta a una cooperación insólita para derrocar a Maduro, sobre todo teniendo en cuenta que dos años atrás la rechazaron firmemente cuando Trump hizo la misma oferta.
Hay analistas que cuestionan que la motivación real de Trump sea la promoción de la democracia, y consideran que los intereses económicos son la clave. No hay que olvidar que Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo del mundo, con más de trescientos mil millones de barriles. Además de esto, algunos expertos consideran que la proximidad de las elecciones presidenciales podría ser la causa de su repentino interés por Venezuela ya que si Maduro cae durante el mandato de Trump, su popularidad se vería reforzada.
Por otro lado, la Unión Europea se ha mantenido cauta con respecto a sus posiciones. Aunque la mayoría de líderes han reconocido a Guaidó como presidente, su postura oficial es la búsqueda de una solución política y pacífica a través de elecciones libres y justas. Su cautela se debe a la división de opiniones dentro de la UE con respecto a la intervención en Venezuela y a la cercanía de las elecciones. En este sentido, España está en una difícil posición, manteniendo la relación con Maduro para proteger a la colonia española a la vez que reconociendo a Guaidó como presidente y refugiando a Leopoldo López en la Residencia del Embajador.
En el lado contrario, defendiendo a Maduro, se encuentran Rusia, China y Turquía. Rusia se ha convertido en el gran aliado. El motivo principal de este apoyo es que es consciente de que como caiga el régimen, se perderían todos sus intereses en el país. Rusia se ha convertido en el segundo acreedor del régimen después de que Trump le cerrase el mercado americano a Maduro. Además, Rusia es el primer proveedor de armas y ha invertido seis mil millones de dólares en el sector petrolero del país. Es por eso por lo que Moscú se ha comprometido a hacer todo lo posible para apoyar a Maduro.
China por otro lado, también apoya a Maduro, pero sus motivos son únicamente económicos y energéticos, habiendo prestado 60 mil millones de dólares para el desarrollo del sector petrolero. A diferencia de Rusia, China podría dejar de apoyar al régimen de Maduro si hubiera posibilidades de que éste cayera. Así lo ha demostrado anteriormente en otros casos como el de Zimbabwe, en el que apoyó la transición tras 10 años de amistad con el antiguo régimen de Mugabe. El miedo que tiene China es que el nuevo presidente no respete los acuerdos firmados con Maduro. Para disipar sus dudas, Guaidó ya ha aclarado en una entrevista lo importante que le parece China en el desarrollo económico futuro de Venezuela. Aunque la oferta parece tentadora, China sigue temiendo la injerencia norteamericana en el futuro gobierno.
El último aliado inesperado de Venezuela está siendo Turquía. Sus relaciones se intensificaron cuando Estados Unidos les cerró la puerta a ambos al mercado norteamericano. Turquía en estos últimos años se ha convertido en un gran aliado comercial alcanzando los casi novecientos millones de dólares de comercio bilateral en el primer semestre de 2018. Turquía exporta a Venezuela bienes de primera necesidad e importa oro y otros metales preciosos. Además, Turquía ha promocionado la criptomoneda petro. Teniendo en cuenta la reciente relación, Turquía tiene potencial para mediar en este conflicto y para facilitar la entrada de ayuda humanitaria y productos básicos al país.
Dentro de la región latinoamericana, Evo Morales, Daniel Ortega y Diaz Canel también han defendido a Maduro mientras que el resto de líderes apoyan a Guaidó. Según las Naciones Unidas más de dos millones de personas han abandonado el país durante los últimos años siendo el principal destino los países latinoamericanos. Tanto los países limítrofes como periféricos se están enfrentando a una crisis migratoria sin precedentes, con los retos que eso conlleva a nivel económico, sanitario y logístico. Tanto la Organización de Estados Americanos (OEA) como el Grupo Lima se han reunido la semana pasada para buscar una solución a la crisis política y humanitaria. Entre las distintas soluciones el Grupo Lima está barajando la opción de usar a Cuba como mediador, invitándole a ser parte de las negociaciones.
La crisis venezolana se ha colocado como una de las prioridades en las agendas de los asuntos estratégicos de seguridad. Habrá que estar muy pendientes al desarrollo de los acontecimientos en Venezuela y a las actitudes de todos los países con intereses en el país, especialmente Estados Unidos, Rusia y China.
Beatriz de León Cobo, International Researcher, Global Affairs
Las opiniones de este análisis son de exclusiva responsabilidad del autor