Históricamente, la política de defensa y seguridad turca ha contribuido a la estabilidad y cooperación regional, operando como un actor estabilizador y participando activamente en las organizaciones internacionales. Como miembro de la OTAN, Turquía juega un papel crucial, entre otras cuestiones, por poseer el segundo ejército mayor de la alianza, después del de Estados Unidos. Un factor a destacar que articula esta política es el elevado flujo de refugiados procedentes de conflictos de países vecinos que buscan asilo dentro de sus fronteras. Se estima que en los tres años y medio de conflicto sirio Turquía ha acogido a más de un millón y medio de refugiados.
Turquía, pese a su posición conciliadora en el panorama internacional, es consciente que la inestabilidad política en la región y el terrorismo islamista representan una amenaza, dando lugar a un aumento del presupuesto de defensa y repuntando la industria armamentística del país. Irán y Siria, con los que comparte fronteras, han aumentado significativamente su capacidad armamentística, lo que ha sido percibido como una amenaza potencial para su seguridad. Además, los combates de las milicias del Estado Islámico al otro lado de su frontera con Siria y el conflicto con la insurgencia kurda del PKK, sostenido desde 1984, han dado lugar a un clima de inquietud.
El pasado mes de septiembre el ministro de Defensa español, Pedro Morenés, se reunió con su homólogo turco, Ismet Yilmaz, durante la cumbre de la OTAN celebrada en Gales. En este encuentro bilateral la delegación española expuso sus perspectivas sobre los riesgos y amenazas procedentes de Oriente Medio que afectan a la seguridad de sus aliados. Además, España y Turquía poseen múltiples lazos en materia de cooperación de industria de defensa, a pesar de que nuestro país no es uno de sus principales socios comerciales, con un volumen de negocio que no alcanza el 5%. No obstante, se han cerrado varios acuerdos con Navantia a finales de 2013 para la construcción de un buque LHD.
Y es que Turquía pretende convertirse en uno de los grandes exportadores de armamento durante la próxima década. El volumen de sus exportaciones durante lo que va de año supera los 1.500 millones de dólares, duplicando el volumen exportado en 2008. Según datos de Defense Industry Exporters Unión (SSI), durante el primer semestre de 2014, las exportaciones aumentaron un 22% en comparación con el mismo periodo del año pasado.
Durante el mes de agosto, el ministro Yilmaz anunció que Turquía iba a abrir nuevas delegaciones diplomáticas exclusivamente orientadas al negocio del armamento en África y Sudamérica, sumándose así a las que ya tiene en países como Estados Unidos, Bruselas, Arabia Saudí y Kazajistán. Pero el aumento de la industria de la defensa no tiene solo como objetivo el incremento de las exportaciones, sino que responde a la necesidad de reducir la dependencia de las importaciones. El propio presidente Erdogan ha señalado las ambiciones turcas durante la campaña electoral del pasado agosto, demostrando que son un sector estratégico para el país: «Hoy ya producimos nuestros satélites propios, nuestros propios aviones no tripulados, helicópteros, tanques y buques de guerra. Si un país no tiene ese poder disuasorio siempre estará bajo amenaza. Vamos a tener ese poder«.
Aránzazu Álvarez, analista