Análisis 196
En un Mundo en transformación la Guerra, como sujeto polemológico, no es una excepción. Aparecen nuevos conceptos, que en realidad no son tan novedosos, como el de Guerra Híbrida (HW). Este a su vez se relaciona íntimamente con los de Amenaza Híbrida (HT) y Zona Gris (GZ). Por otra parte, la RMA (Revolución en los Asuntos Militares) de los años ochenta pareció ofrecer una herramienta alternativa a la Guerra como solucionador de disputas internacionales. Así, en el cénit del Momento Unipolar al que se refería Krauthammer, los líderes de la Potencia Global extrajeron conclusiones equivocadas de su victoria sobre Iraq en 1991. Pero no así sus adversarios, que aprendieron la lección y no volverían a aceptar un enfrentamiento con Occidente en términos convencionales.
En Afganistán e Iraq, el US ARMY se transformó en la mejor fuerza COIN (Contra Insurgencia) de la era moderna y los ejércitos aliados, dentro de sus posibilidades, lo imitaron. Ahora el US ARMY está actualizándose de nuevo y frente a él, Rusia ha iniciado su propia transformación militar. Moscú ha probado su modelo híbrido de hacer la Guerra en Ucrania y Siria con excelentes resultados, lo que debería ser una señal de alerta para los Estados Miembros de la UE y el enfoque voluntarista de ésta sobre el empleo actual de la Fuerza.
Rusia ha demostrado ser perfectamente capaz de generar la Zona Gris (GZ), ese espacio difuso que aparece en un estado de paz formal (withe Zone) donde un actor con la voluntad y capacidad necesarias intentará desestabilizar la sociedad objetivo. Aunque no necesariamente, la GZ puede evolucionar hacia un escenario de HW para el que potencias como Rusia o China se preparan concienzudamente. La HW combina acciones convencionales y no convencionales, y en el nivel táctico de las primeras se espera que incluso los escalones de mando inferiores sean capaces de operar durante días sin enlace con el superior. Así les ocurrió a los ucranianos en 2014 cuando sufrieron un apagón electrónico total. Del mismo modo, los Comandantes deberán aprender a ejercer un mando y control discontinuos, ya que no podrán disponer de informes de situación (SITREP,s) regulares en un ambiente C2 sumamente degradado.
En lo que respecta a España, a pesar del seguidismo oficializado de nuestra política exterior bajo el paraguas de las Organizaciones Internacionales, e incluso de otros países vecinos, lo cierto es que nuestros intereses nacionales pivotan sobre el área mediterránea, que se extiende hasta el Sahel. En ese sentido nuestro país ha olvidado su historia y que el realismo preside las relaciones internacionales. Asimismo, los intereses nacionales no siempre coinciden con los de las organizaciones supranacionales.
El Ejército español deberá esforzarse para romper la inercia tras más de una década de operaciones de estabilización y preparase para el nuevo entorno operativo. Un tímido esfuerzo parece ser el proyecto Brigada 2035, aunque tememos que será insuficiente. De forma muy real, la primera línea de defensa ha pasado a ser la sociedad, lo que provoca interrogantes sobre el futuro papel de las FAS, a las que organizativamente les resulta difícil abandonar esquemas de pensamiento lineales. Sir Basil H. Lidell Hart, el capitán que enseñaba a generales, debía pensar en la HW del siglo XXI cuando escribió que: “la Sorpresa es la característica principal de la Guerra y la originalidad de pensamiento la cualidad que la engendra”. Esta frase debería estar colgada en las paredes de muchos despachos y ser la primera lección a impartir en las academias militares.
CTE. (ET) Francisco Javier Quiñones, Máster en Seguridad y Defensa (UNED)
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