Nº 206
La industria de Defensa debe ser parte de la agenda propia del Ministerio de Industria. Defensa no puede convertirse en el único actor que promueva o estimule al conjunto de compañías responsables de los sistemas terrestres, navales o aeronáuticos. La prioridad de Industria debe ser poner los medios para el desarrollo de un sector estratégico, como en el caso de España es el turismo o la energía. Defensa está para la preparación y el uso de la fuerza, para hacer frente a las amenazas y para proteger nuestros intereses. Esto incluye una dirección de armamento y material que canalice los programas, las compras y adquisiciones, las exportaciones y las capacidades tecnológicas. Y, especialmente, orientado hacia los programas especiales de armamento (PEAs).
Debe ser el Ministerio de Industria el responsable de diseñar una estrategia industrial para España que incluya la Defensa. Pero antes hay que saber que trata de un sector con unas características únicas, no sujeto exclusivamente a la ley de la oferta y la demanda, sino a la obtención final de capacidades reales, así como a intereses, coyunturas geopolíticas y diplomáticas, amenazas, riegos y prospectivas de conflictos. Contamos con muy buenas compañías y con tecnologías propias que han sabido dar respuesta adecuada a los requerimientos de multitud de Fuerzas Armadas de cinco continentes, y que ha hecho de la integración y la colaboración público-privada un sello de identidad creíble, valorado internacionalmente.
Recientemente, el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo ha presentado la Agenda Sectorial de la Industria Aeronáutica Española, con la vista puesta en 2025. Una parte importante de las capacidades militares se enmarcan dentro de lo aeronáutico y lo espacial. El principal objetivo que se planeta es duplicar su facturación hasta alcanzar el 1% del valor total del producto interior bruto en 2025, frente al 0,77% actual.Ya se ha presentado una similar, para el sector de la automoción, la del papel y la del cemento, de las trece que el Gobierno tiene previsto cerrar en los próximos meses, en el marco del plan “España Industrial 2030”. Es alentador que, por fin, haya un documento que hable del futuro, no únicamente de memoria histórica. Pero si no va acompañado de voluntad política, con visión de Estado,esta Agenda no servirá más que para la campaña electoral 2020 o un titular de prensa salmón. La paradoja es que, en este necesario impulso por lo aeronáutico, el ministerio de Defensa no ha dado luz verde a la financiación delos dos programas más importantes del Ejército del Aire: el avión de abastecimiento MRTT y una nueva plataforma de entrenamiento para los pilotos que sustituya al C-101.
Consecuencias: el plan de Industria es una decisión positiva para aumentar las capacidades de integración, fortalecer el tejido industrial y consolidar las exportaciones,reforzar las capacidades y áreas tecnológicas de cara a futuros programas europeos, mejorar la coordinación de los actores del ámbito aeronáutico,alcanzar los niveles europeos de productividad, además de ayudar a la competitividad de los procesos de producción. Solo los mejores seguirán adelante y esto se entiende muy bien en París, Londres, Berlín y Roma. Aviso a navegantes. La consecuencia es I+D y tecnología, así como una serie de beneficios señalados por la patronal, la asociación TEDAE. La trampa será convertirlo en un gran programa de subvenciones sin exigir retornos, orientado a mantener el empleo. El riesgo será no contar con una ley de estabilidad presupuestaria, concretamente para los temas de Defensa. Conviene no olvidar que en diseñar y producir un avión se tarda más de 20 años, así que la fecha de 2025 se queda corta.
Habrá luego quienes, desde la tribuna de la ignorancia o la revancha, levanten la voz contra estos programas, fieles al hipócrita guión de lo políticamente correcto. La industria de Defensa sólo es posible si cuenta con una voluntad política definida y mantenida en el tiempo. Por esa razón, la hoja de ruta que diseñe el mejor desarrollo futuro de esta industria en España debe contar con el apoyo y el compromiso de los principales partidos políticos. El que aparezca en los programas electorales cuando se convoque a las urnas, y sea motivo de debate responsable en los foros de decisión legislativa, será un buen síntoma.
Gabriel Cortina, diplomado en Altos Estudios de la Defensa Nacional
Las opiniones expresadas en los análisis son de exclusiva responsabilidad del autor.