Análisis 268
/ 18 Nov. 2020
El referéndum constitucional celebrado en Argelia en noviembre de 2020 podría señalar el comienzo de una política exterior argelina más asertiva. Aparte de reformar los poderes del gobierno, la enmienda constitucional autoriza al ejército argelino a participar en misiones en el extranjero. Esto no da rienda suelta a la intervención puesto que, para hacerse efectiva, necesitaría el apoyo de 2/3 del parlamento, y debería desarrollarse bajo el paraguas de la ONU, la Unión Africana o la Liga Árabe. De todos modos, sí supone una ruptura con la política tradicional de no-intervención. Este cambio adquiere aún más relevancia al comprender que el presupuesto de defensa argelino en 2019 fue equivalente al 52% del total en el Norte de África.
Otros países han procurado fortalecer sus relaciones con Argelia en los últimos meses, quizás a sabiendas de la creciente influencia regional que Argelia podría tener tras el referéndum.
China
El 2º socio comercial de Argelia tras la UE, China declaró recientemente su intención de expandir sus relaciones con Argelia para alinear el plan de desarrollo argelino con la Nueva Ruta de la Seda, con un especial enfoque en la cooperación comercial, tecnológica y de antiterrorismo. Este mensaje fue transmitido por Yang Jiechi en octubre de 2020 al presidente Tebboune, poco antes de la inauguración de la Gran Mezquita de Argel; la tercera mezquita más grande del mundo, construida por la China State Construction Engineering Corporation.
Rusia
No solo ha suministrado 66% de las importaciones armamentísticas argelinas durante los últimos años, sino que Moscú es socio estratégico de Argel. En 2001 se sentaron las bases para la cooperación, y tal asociación estratégica se renovó en 2019, tras la visita del ministro Lavrov. Los intereses energéticos ruso-argelinos se han acercado aún más después de que, en 2017, Transneft firmase un memorándum de cooperación con Sonatrach -principal empresa argelina de hidrocarburos-, siguiendo los pasos de Gazprom, compañía rusa que opera en Argelia desde 2006.
Turquía
Ha puesto el acelerador durante los últimos años, convirtiéndose en el 4º socio comercial de Argelia y superando a Francia en cifras de inversión extranjera directa, con más de $3.500 millones en inversiones que emplean a alrededor de 30.000 personas. Este estrechamiento también se ha producido en el ámbito político, confirmándose con la visita del Ministro de Exteriores Çavu?o?lu, seguido por Erdogan, en enero de 2020. Durante esa visita, Erdogan señaló que Argelia es ‘uno de los socios estratégicos en el Norte de África’, y ‘una de las puertas más importantes al Magreb y al resto de África’ para Turquía.
Estados Unidos
Consciente del cortejo proveniente de otras potencias, EE.UU. decidió mandar al General Stephen Townsned a Argel en septiembre de 2020, quien se reunió con el presidente Tebboune para hablar sobre cooperación y estabilidad regional. Poco después, el secretario de Defensa Mark Esper visitó de manera inesperada Argelia, para abordar temas parecidos con otros altos funcionarios argelinos, centrándose especialmente en la cooperación antiterrorista y la realización de ejercicios militares conjuntos en el futuro.
España y Unión Europea
Una Argelia constructiva y cooperadora en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado en el Sahel podría beneficiar mucho a la UE, que actualmente participa en diversas operaciones cerca de las fronteras argelinas: EUTM-Mali, EUCAP-Sahel-Mali y EUCAP-Sahel-Niger. Además de ejercer de freno contra el terrorismo y la inmigración ilegal, Argelia goza de mucha experiencia en la lucha antiterrorista. Desgraciadamente, existen diversos factores que obstaculizan una cooperación efectiva: (1) no existe un plan de acción con medidas concretas para combatir el terrorismo, dentro del diálogo político entre la UE y Algeria; (2) la UE está perdiendo su excepcional influencia comercial sobre Argelia, y a pesar de seguir siendo el primer socio comercial, el comercio bilateral ha ido descendiendo desde 2012; (3) las tensiones entre Argelia-Marruecos y Argelia-Francia han dado lugar a planes incompatibles, como la iniciativa argelina CEMOC que excluía a Francia y Marruecos, o la iniciativa francesa G5, que no tiene en cuenta a Argelia.
La enmienda constitucional argelina plantea la posibilidad de futuras intervenciones argelinas en la región. Por eso, es necesario que España y la UE planteen soluciones concretas e inclusivas, para hacer de Argelia un socio cercano, y evitar que se convierta en un país con una agenda divergente.
Albert Vidal
Las opiniones de este análisis son de exclusiva responsabilidad del autor.