Argentina-China: intereses estratégicos e implicaciones del dominio espacial

Análisis 289

26 Agosto 2024

El posicionamiento de China con respecto a Argentina ha ido creciendo considerablemente en los últimos tiempos. Además de su papel dominante en esta economía, gracias a las inversiones principalmente en las minas de litio, el comercio bilateral entre ambos países se ha incrementado más de cinco veces desde el año 2003, siendo China un importante mercado para las exportaciones argentinas.
Además de estos intereses comerciales y el acceso a materias primas, como las “tierras raras”, actualmente son puntos estratégicos para ambos gobiernos: el desarrollo tecnológico, los programas de cooperación (Declaración Conjunta firmada en 2022), la extensión de influencia “soft power” (becas universitarias y centros culturales) que ponen énfasis en la ciudadanía activa y el globalismo.

En el campo de la ciencia y tecnología, el dominio del espacio ultraterrestre se ha convertido en el principal objetivo para el país asiático. Los gobiernos de Pekín y Buenos Aires han estado trabajando en esta cuestión desarrollando políticas que abarcan las telecomunicaciones, la gestión del tráfico aéreo, antenas para navegación e investigación etc., siendo Argentina una plataforma óptima para estos propósitos, debido a su posición geográfica. En Julio de 2012, el gobierno argentino a cargo de Cristina Kirchner firmó una serie de acuerdos con el gobierno chino acerca de actividades sobre cooperación espacial. Para ser precisos, fueron una serie de conversaciones entre la agencia nacional china CLTC y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). Uno de estos proyectos fue la instalación de la base espacial en la localidad de Bajada del Agrio, provincia de Neuquén, destinada al “seguimiento terrestre, comando y adquisición de datos, incluida una antena para investigación del espacio lejano”, y fue ratificado posteriormente por el gobierno de Mauricio Macri.

La base es la primera instalada por China fuera de su territorio, con un campo de 200 hectáreas cedido para este fin por 50 años, con una antena parabólica de 35 metros de diámetro dirigida fundamentalmente a misiones denominadas de espacio profundo, ubicadas a distancias que superan los 300.000 km de distancia de la Tierra. En el acuerdo se estableció que la comunidad científica argentina obtendría el beneficio de acceder al 10% del tiempo de uso de la antena para el desarrollo de proyectos de investigación científica nacional y de cooperación regional e internacional. Además de tener la posibilidad de instalar equipos en el predio para la realización de proyectos de interés para el país.

Sin embargo, una de las principales críticas que se le ha hecho a esta base espacial, fue la sospecha de que allí se realizan tareas militares, incluso de manera informal se habla de una base militar china. Esto debido a que, en el acuerdo celebrado entre ambos países, además de haberse llevado a cabo en medio de un “llamativo hermetismo”, no incluía una prohibición explicita sobre las tareas militares de la base.
Si bien, como dijimos, el objetivo exclusivo del proyecto estipula el “apoyo a actividades tales como la exploración interplanetaria, la observación astronómica, el seguimiento y control de satélites en órbita y la adquisición de datos”, es un proyecto cuya tecnología es sensible y de uso dual, es decir de índole cívico/militar, importante para comunicaciones gubernamentales y de seguridad, incluyendo señales encriptadas, considerando que la Agencia Espacial asiática depende directamente del Ejército Popular de Liberación Chino.

Por otro lado, otra de las criticas fue que en el acuerdo se estipuló que los empleados de China que trabajen en Neuquén se regirán bajo la legislación de su país, como así también que el personal de la agencia espacial argentina podrá visitar la estación con previo aviso y obtener datos de la antena durante solo una hora y cuarenta minutos diarias. Actualmente, tras las crecientes dudas y especulaciones en torno a su funcionamiento y el objetivo final de las actividades que se desarrollan, el gobierno argentino ha enviado una delegación de funcionarios nacionales, científicos y expertos, a fin de evaluar el estado operativo, la seguridad y el cumplimiento de los estándares establecidos para estas infraestructuras, como así también fortalecer la transparencia y las relaciones entre Argentina, Europa y EEUU, siendo ésta la primer visita oficial desde su inauguración, realizada por el gobierno actual.

Ahora, ¿cuáles serían los próximos pasos de China como potencia espacial? Para 2030 espera lanzar una misión a Marte para la recolección de muestras, enviar una sonda no tripulada a Júpiter, y poner astronautas en la luna; para 2035 desarrollar cohetes espaciales reutilizables y para 2040 construir una nave espacial de propulsión nuclear. Por otro lado, la política espacial argentina esta trabajando con metas a diez años, permitiendo trabajar a mediano plazo en el desarrollo de capacidades de observación de la Tierra y de exploración del espacio ultraterrestre, desarrollando nuevas tecnologías como vehículos lanzadores, importantes para la independencia tecnológica nacional.

Brenda Costello

Las opiniones de este análisis son de exclusiva responsabilidad de su autor

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