Se acercan los reyes y parece que también los presupuestos. La tradición manda que por estas fechas los niños escriban a los magos de Oriente para pedirles los regalos que más les gustaría recibir, así que en Artículo 30 hemos pensado aprovechar la ocasión y escribir también nosotros una carta con la que recordar a los magos y a alguna que otra maga, que hace ya mucho tiempo que pedimos algunos regalos que, año, tras año, se olvidan de traernos.
En nuestra lista de detallitos olvidados figuran, en primer lugar, algunos aviones de alerta temprana (AWACS). Aunque es cierto que el espacio aéreo español está bien vigilado gracias a los excelentes radares de los diferentes EVA y que podemos contar con alguna ayuda de los AWACS de la OTAN, pensamos que tener aviones propios sería un paso de gigante para el Ejército del Aire: no solo permitirían cubrir eventuales bajas entre los escuadrones de vigilancia aérea, sino que dotarían a nuestra fuerza aérea de una capacidad expedicionaria muy incrementada. Y como somos moderados y realistas en nuestros deseos, advertimos de que nos conformamos con algún G550 modificado como los que operan Italia o Singapur o, incluso con alguna solución basada en el C-295.
Otra cosa que nos haría muchísima ilusión es ver la llegada de algún medio moderno de defensa antiaérea y antimisil. Los equipos que tenemos actualmente para estos cometidos rayan en la obsolescencia y, por su variedad, creemos que con ellos podría formarse mejor un museo que un parque de artillería antiaérea a la altura de lo que demandan los tiempos. Nuestro material más importante son los 18 lanzadores de misiles Patriot PAC-2 (desarrollados a finales de los años 80), que llegaron a España como material de segunda mano después de que la OTAN nos diera un tirón de orejas por no tener nada con que hacer frente a un misil balístico. Aparte de eso, apenas contamos con 8 lanzadores de misiles NASAMS noruegos; todo lo demás, son reliquias, como los misiles Hawk y Aspide. Urge renovar el parque de misiles, aumentar las capacidades de intercepción y reducir el número de sistemas en servicio.
Otro viejo proyecto pendiente es el de adquirir algún sistema de artillería lanzacohetes con el que sustituir a los Teruel, que ya se dieron de baja. Estos equipos se corresponden probablemente con lo que algunos llamarían “una mentalidad de guerra fría”, es decir, una mentalidad que encuentra positivo estar preparados para enfrentarse a amenazas de tipo convencional y que espera fervientemente que el proyecto de brigadas orgánicas polivalentes nunca llegue a desarrollarse por completo. Como dicha mentalidad es también la nuestra, incluiremos los lanzacohetes en la carta.
Por último, y para no olvidarnos de la Armada, nos gustaría que se integrasen de una vez misiles de crucero en nuestras fragatas y que se construyesen algunos de los BAM para cometidos especiales. Una vez más, somos muy comedidos y no pediremos alargar la serie de S-80, ni construir un segundo LHD con más aptitudes de portaaeronaves.
Creemos que nuestras Fuerzas Armadas se han portado bien este año y se merecen algunos de estos regalitos. Si no nos pueden traer todos, que empiecen por los primeros de la lista. Eso sí: no vale cambiarlos por las F-110, los VCR, los desarrollos del programa Eurofighter ni ninguna otra de las cosas que ya están previstas. No nos hagan trampa.
Álvaro Silva, analista de seguridad y defensa