Paper 21 / 2020
No es la primera vez que el mundo se enfrenta a una pandemia, sin embargo, los medios a nuestro alcance en el siglo XXI son mucho mayores que los disponibles en otras épocas. Esto puede jugar a nuestro favor, pero la vida moderna llena de avances y comodidades ha mostrado ser también vulnerable. Nuestro estilo de vida puede ser un arma de doble filo en términos de resiliencia ante la adversidad, y es que al vivir en un mundo tan globalizado, los virus viajan con la misma facilidad y presteza que nosotros. Lo mismo sucede en las redes con los ciberataques.
Las pandemias forman parte de los riesgos NRBQ que afectan a la seguridad nacional. En España, el Regimiento de Defensa NBQ «Valencia» N. º1, perteneciente al Ejército de Tierra y creado el 1 de marzo de 2005, es la unidad más importante de la defensa frente a ataques nucleares, radiológicos, biológicos o químicos. Los coronavirus son una extensa familia de virus de los que se tiene conocimiento desde ya hace bastante tiempo. Pero como es sabido el caso que nos ocupa ahora es el «Coronavirus 2019» que se detectó por primera vez en noviembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, en China. Sobre la forma de contagio, los medios de prevención y los posibles síntomas estamos infoxicados por lo que no me detendré en ello.
El objetivo de este análisis es abordar el caso de Corea del Sur, país que conozco en profundidad por diversas razones, en particular por haber residido allí y estudiado en la Universidad de Sogang, en un período que coincidió con dos años muy importantes en los que tuvieron lugar acontecimientos que marcaron a Corea del Sur: la destitución de Park Geun-hye de la Casa Azul, caso particular en la región de Asia-Pacífico. Y las elecciones del entonces nuevo Presidente Moon Chae-in.
Resulta importante fijarnos en Corea del Sur, uno de los cuatro tigres asiáticos junto con Hong Kong, Singapur y Taiwán. La gestión que ha llevado a cabo el gobierno de Moon Chae-in del coronavirus comenzó por formar e informar a la población y concienciar de la importancia, magnitud y letalidad del virus. Al dar a conocer a su país todo esto, al presidente Moon no le tembló el pulso difundiendo las medidas de prevención y la respuesta que se le debe dar a los síntomas a través de distintos medios informativos, no solo en línea, sino también en las calles con publicidad.
La primera lección aprendida es que en Corea hubo una gran campaña de prevención e información que permitió que el país se concienciase de la situación que les sobrevenía. Cuando el virus fue inevitablemente avanzando, se llevó a cabo un proceso de geolocalización de los afectados: se rastreaban los movimientos de las personas que daban positivo y el gobierno informaba por mensaje a aquellos individuos que podrían haber entrado en contacto con esa persona. De modo que el virus estaba perfectamente localizado por barrios, universidades, iglesias etc. Posteriormente, se llevó a cabo un plan de actuación donde se extremaban las medidas de higiene y de desinfección.
En Corea del Sur existe una Ley de Salud Pública que otorga el poder a las autoridades competentes para recolectar datos privados. En referencia al debate entre seguridad y libertad puede parecer una violación del derecho a la privacidad, pero es el precio que la sociedad surcoreana está dispuesta a pagar por una mayor seguridad en el ámbito de la salud.
En cuanto a la intervención de las Fuerzas Armadas en todo lo relativo a la gestión del coronavirus ha sido muy parecido al español. Se han desplegado hospitales de campaña y se ha asistido a las ciudades más afectadas con ayuda del Ejército. Sin embargo, en el caso coreano, la Defensa desempeña un papel fundamental en la gestión de esta crisis. Esto resulta relevante para comprender cómo funciona el país ante una crisis de ámbito nacional.
Corea atravesó una guerra durante los años 50 que marcó un antes y un después en la sociedad, pero fue el milagro económico que tuvo lugar entre 1953 y 1997, conocido como el Milagro del Río Han, el que realmente hizo que se reestructurase como nación y que reorganizase todo su enfoque como país, así como su proyección global. La palabra crisis, en su etimología griega significa «crecimiento» y, sin duda, Corea ha demostrado tener la capacidad para adaptarse positivamente a las vicisitudes, crecer de las crisis y sacar lo mejor de las distintas situaciones adversas.
Es esta resiliencia la que va a hacer que salga reforzada de esta crisis del coronavirus y siga teniendo un impacto muy positivo en Asia Pacífico, región que hoy en día es uno de los ejes económicos principales del mundo. Como caso-país, ha demostrado tener capacidad para gestionar distintas vicisitudes y esta crisis del COVID-19, en concreto, ha hecho que refuerce su influencia regional y esto tendrá un impacto muy positivo sobre la imagen que proyecta en el panorama internacional y sobre las posibilidades que se le presentan en los escenarios futuros.
Resulta atrevido lanzarse a comparar Corea del Sur con España y toda comparación desde el punto de vista de resolución de conflictos entre estos países debe hacerse con rigor. En España la gestión del virus ha sido un poco diferente. El primer caso diagnosticado fue el 31 de enero pero no es hasta el 14 de marzo, un mes y medio después, cuando el Gobierno declara el estado de alarma. Se trata de un mecanismo que junto con el estado de excepción y sitio están recogidos en el artículo 116 de nuestra Constitución y esta recoge que los declara el Gobierno con un decreto acordado en Consejo de Ministros. El poder Ejecutivo de es de coalición lo cual hace que la toma de decisiones sea más lenta que si se tratase de uno mayoritario. Con todo esto, España es un país de gente entregada, solidaria, trabajadora y sobre todo que aúna fuerzas cuando el país lo necesita, la respuesta de la población ante el estado de alarma ha sido muy positiva, todos a una bajo el lema “quédate en casa” hemos decidido parar esta amenaza.
En conclusión, Corea del Sur es Corea del Sur y España es España, parece obvio, pero a veces es necesario recordar que no se debe comparar lo que no es comparable. Corea cuenta con una población de casi 52 millones de personas y tiene una superficie de aproximadamente 100.200 kilómetros cuadrados, mientras que España cuenta con una superficie cinco veces mayor y con una población de casi 47 millones de personas. Más de la mitad de la población coreana vive solamente en Seúl y al ser un país más pequeño que España y con más población, el virus se expandía como la pólvora. Sin embargo, la gestión de la crisis llevó un enfoque totalmente diferente al caso español. Aun así reitero que Corea es Corea y España es España y como dice el sabio refranero popular: las comparaciones son odiosas. Y es que no se puede valorar la gestión de una crisis de la magnitud del COVID-19 en un país como Corea con los ojos de España, o de cualquier país de Oriente con la mirada de Occidente. Porque como ya decía el maestro Ortega y Gasset en su obra Meditaciones del Quijote: «Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo».
Laura Moussa García
Las opiniones de este análisis son de exclusiva responsabilidad del autor