Análisis 280
23 Enero 2022
Este año se cumple el 40º aniversario de la Guerra de Malvinas, un conflicto armado que enfrentó a Argentina con Gran Bretaña. Este análisis pretende abordar algunas cuestiones sobre sus respectivas estrategias, señalando aciertos y errores.
El gobierno militar argentino, que carecía de apoyo popular producto de una profunda crisis económica y política, era, de un día para otro, vitoreado por millones de argentinos tras anunciar el deseo de recuperar las Malvinas, tras 150 años de ocupación británica. Por la otra parte, Margaret Thatcher necesitaba recuperarse de la creciente opinión pública negativa sobre su gobierno.
Al fracasar la diplomacia se inicia un enfrentamiento bélico entre una potencia nuclear, la tercer Armada más poderosa del mundo y un país sudamericano. Se afirmó que la abrumadora superioridad tecnológica británica se enfrentaría contra el coraje de un ejército mucho más débil. Conviene tener en cuenta que a nivel mundial se sucedía la Guerra Fría entre el bloque occidental (EEUU) y el soviético (URSS).
La Task Force, integrada por 100 embarcaciones, entre ellas 2 portaaviones, y varios buques y destructores de última generación, en cuyo arsenal se contaban 31 dispositivos nucleares, enfrentaron una gran dificultad operativa: el teatro de operaciones se encontraba a más de 10.000 Km de cualquier base del Reino Unido.
La principal estrategia de Buenos Aires consistió en defender el archipiélago reconquistado cual alcázar o fortaleza, forzando una guerra de desgaste, que generara a Londres un costo político, económico y de opinión muy alto. La intención era forzar la negociación. Al mismo tiempo, se tuvieron que movilizar las mejores tropas a la frontera chilena, con una extensión de más de 5.000 Km de largo, debido a que el gobierno de Augusto Pinochet brindó apoyo logístico al Reino Unido. Una de las hipótesis era un involucramiento de Chile en la guerra, abriendo dos frentes.
La superioridad numérica y tecnológica del Reino Unido le otorgó una rápida y eficiente superioridad naval. Al mismo tiempo EEUU y la OTAN dieron apoyo desde el espacio con los satélites. En el enfrentamiento Harrier-Mirage, la capacidad misilística aire-aire Sidewinder fue clave para que Argentina perdiera la primacía aérea. El esquema de combate británico, que contemplaba un sistema de turnos de 6 horas en el frente, tuvo un éxito notable, en detrimento del atrincheramiento de los soldados argentinos que no tenían posibilidad de recambios ni de abastecimiento logístico.
“No Picnic”, diría Juliam Thompson, oficial de la Royal Navy, al describir el conflicto. A pesar de la enorme inferioridad militar, la fuerza aérea y naval argentina lograron unos éxitos incuestionables, burlando el bloqueo naval con más de 500 incursiones. Los efectos fueron devastadores: numerosos buques quedaron hundidos o seriamente averiados, tanto de combate como logísticos, y un 70 % de la fuerza británica vio reducida al mínimo o inutilizada su capacidad operativa.
El “Informe Rattenbach” evalúa que el principal desacierto fue estratégico. Hubo una falta de coordinación total entre las fuerzas aérea, terrestre y naval. Esto llevó a que cada rama combatiera su propia guerra. Sin embargo, se puede destacar una labor excepcional en el plano operativo y táctico, en donde con muy pocos recursos, se hizo frente a un enemigo inmensamente superior. La probada eficacia del uso de los misiles por la parte más débil ha sido de interés para su empleo en conflictos posteriores. Por su parte, analistas y oficiales británicos confirmaron que la Task Force estuvo a 72 horas de retirarse, ante la necesidad de recambiar las tropas y reequipar los dañados buques.
Desde el punto de vista político, el gobierno argentino terminó en la disolución y el fin de un régimen; la popularidad de la Dama de Hierro y su partido conservador fue en aumento gracias a su tenacidad y decisión. Hoy las Malvinas son un lugar sumamente estratégico, no sólo por la cuantiosa presencia de recursos hidrocarburos en la zona, sino también por su cercanía a la Antártida, donde se encuentra la reserva acuífera más grande del mundo. La actual presencia militar permite al Reino Unido aprovechar su posición en la región.
Franco Matas
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