Análisis 216
“Esta lucha yihadista es otro orgulloso capítulo en la historia del Islam y de Afganistán que garantiza el bienestar, los valores, la soberanía y el honor de nuestras generaciones futuras y contiene las claves de nuestra supervivencia espiritual”.
Con este tono no carente de cierto exceso de autoafirmación, circunstancia que abunda en la retórica de los grupos yihadistas, los Talibán afganos anunciaron mediante un comunicado fechado el pasado 12 de abril el inicio de su conocida “Ofensiva de Primavera”.
La campaña actual se desarrolla en el decimoctavo año de las operaciones de índole yihadista desarrolladas por los Talibán después de ser desalojados del poder. Esta ofensiva lleva el nombre de “Al Fatah Jihadi Operations”, (“Operaciones Yihadistas de La Victoria”). El empleo del nombre Al Fatah (“La Victoria”) corresponde con el título de la azora número 48 del Corán. Esta denominación no parece estar exenta de una notable carga de intencionalidad. Este capítulo concreto del Corán, compuesto por 29 aleyas, fue revelado a Mahoma con ocasión de la firma del Tratado de Hudaibiya, negociación que puso fin a las hostilidades entre el Profeta y sus seguidores y sus “politeístas” adversarios de La Meca.
En el comunicado hay una áspera crítica a las “fuerzas de ocupación extranjeras” a las que se acusa de diversos abusos contra la población civil. También ponen en el punto de mira a los militares y policías afganos a los que demandan que “dejen de ser utilizados por los invasores para sus propios objetivos” y que se unan a “las filas de la verdad” (el Emirato Islámico). La finalidad última de esta ofensiva queda bien clara en el siguiente pasaje: “… erradicar la ocupación, limpiar nuestra patria musulmana de la invasión y la corrupción, establecer un sistema islámico y defender y servir a nuestros compatriotas creyentes”.
Tal y como recoge el experto en asuntos militares Bill Roggio, una de las características más destacadas de este comunicado, es que sitúan a las tropas afganas como objetivo prioritario, a la inversa del pasado año (Al Khandaq Jihadi Operations), que atribuía este rol a las fuerzas extrajeras. Igualmente trasciende que, al menos en el plano teórico, los Talibán no tienen intención de compartir el poder con el actual ejecutivo afgano sino que pretenden imponer sus propias tesis.
La difusión de este comunicado se produce en el marco de las conversaciones bajo la denominación de Diálogo Intraafgano que se están realizando en Doha (Qatar) con el objetivo de alcanzar un acuerdo de paz en Afganistán que ponga fin al conflicto armado en el país y que propicie la salida de las tropas extranjeras. El pasado día 16 de abril, el gobierno de Ashraf Ghani anunció la participación de 250 afganos, entre los que hay 50 mujeres, en las negociaciones de paz. Los Talibán afirmaron que serían considerados ciudadanos “de a pie” ya que se niegan a hablar directamente con el ejecutivo de Kabul.
En el status quo actual del panorama afgano, los Talibán parecen estar dotados de un importante peso específico en el que pueden jugar a su favor, y mucho, dos circunstancias concretas: la primera es el alto interés del gobierno de Estados Unidos, en especial de su presidente, en alcanzar un acuerdo que permita la salida de sus tropas del teatro de operaciones afgano. La segunda, y no por ello menos importante, es su actual número de efectivos. Antonio Giustozzi, uno de los grandes expertos en la cuestión afgana del King College de Londres, estima en 150.000 el número de componentes de los Talibán, 60.000 de ellos a tiempo completo y el resto en bases de reserva en territorio de Pakistán.
En este orden de cosas, los Talibán parecen dirigirse a las negociaciones con la rama de olivo en una mano y el fusil en otra, solo que en esta ocasión el fusil ha dado claras muestras, por la más expeditiva vía de los hechos, de su capacidad real de hacer fuego.
Luis Antonio González Francisco, Diploma de especialización Análisis del Terrorismo Yihadista, Insurgencias y Movimientos Radicales (Universidad Pablo de Olavide)
Las opiniones de este análisis son de exclusiva responsabilidad del autor