Paper 40
8 Febrero 2021
Desde noviembre de 2020, se rumorea que Argelia habría firmado un contrato de compraventa para obtener el nuevo caza furtivo ruso Su-57, lo cual lo convertiría en el primer Estado del mundo en adquirirlo. Ante la modernización militar que lleva años desarrollando su vecino Marruecos, no es de extrañar que Argel trate de seguirle de cerca, más aún, tras el nuevo estallido del conflicto por la cuestión del Sáhara Occidental. Y es que, no debemos olvidar que Argelia y Marruecos se encuentran inmersos en una pugna por la posición de líder regional. Esta constante lucha por la superioridad se ha traducido, entre otras cosas, en una constante carrera armamentística visible en los cada vez más caros programas de renovación de sus fuerzas armadas.
Últimas adquisiciones argelinas
Argelia, que gasta actualmente cerca de un 6% del PIB en Defensa, argumenta que lo hace para combatir el terrorismo y la inestabilidad en la región. Sin embargo, el equipamiento armamentístico que compra es de capacidades muy superiores a las que necesitaría para esto. De este modo, podemos nombrar el sistema S-400 (S-21 en designación OTAN), que presuntamente ha sido adquirido por el país y de cuyo despliegue en Argelia hay pruebas fotográficas. Así, Argelia pasaría a ser uno de los siete países en el mundo con este arma antiaérea. Incluso sin este sistema, los lanzadores S-300 (una versión anterior) siguen siendo motivo de preocupación para las fuerzas aéreas de occidente.
Este sistema de armas consiste en una plataforma de defensa aérea SAM (misil superficie-aire) que junto con un vehículo con radar de dirección de fuego, puede eliminar cualquier amenaza aérea. No obstante, es poco probable que los grupos terroristas o insurgentes tengan las capacidades para realizar este tipo de ataques. Por el contrario, es un sistema defensivo que podría hacer peligrar cualquier avión de combate occidental, incluyendo, por supuesto, los F-16 Block 72 marroquíes, la última adquisición de Rabat. Para ponerlo en perspectiva, este sistema puede suponer una gran amenaza para los ya mencionados aviones marroquíes, mientras que estos últimos causaban preocupación en España por su superioridad respecto al ala estacionada en Canarias y sus vetustos F-18. Y este es solo un ejemplo.
Como ya se mencionaba al inicio del artículo, también preocupan a la fuerza aérea marroquí los Su-57, un avión de combate ruso con capacidad furtiva, y cuya compra muchas fuentes dan casi por segura. Se espera que lleguen a la República Argelina entre 2024 y 2025, y pondría a su fuerza aérea a la altura de todos sus vecinos, incluidos los europeos del sur. Esta adquisición se supone que fue decidida después de que EE.UU. decidiese vender los ya mencionados F16 a Marruecos. También cabe resaltar dentro de la rama aérea del ejército argelino los MIG29/M2, que se han recibido recientemente, y que aunque no están al mismo nivel que los sukhoi, siguen siendo un elemento a tener en cuenta.
Otro de los problemas a los que se pueden enfrentar los alauitas son los T90SA (“S” refiriéndose a la versión de exportación y “A” al nombre del país comprador, Argelia). Este carro de combate es capaz de enfrentarse a los M1A1 SA marroquíes recientemente actualizados. Es un carro que ya ha visto combate recientemente en el Alto Karabaj, y antes en Siria, con buenos resultados en ambos conflictos. Entre sus características destacan sistemas de protección activa como el shtora-1, cuya función es defenderse de misiles dirigidos anticarro como el TOW, de los cuales Marruecos tiene varios en su arsenal. También cuentan con un sistema de detección de radiación láser que permite encontrar a los carros enemigos cuando todavía están apuntando y antes de que puedan hacer fuego. Este último sistema defensivo supuso una ventaja de peso en el Karabaj para los T90S Azeríes frente los T72 B3 armenios parapetados. Otra vez, es un carro que va mucho más allá de las capacidades requeridas para combatir el terrorismo.
A todo los anterior, habría que sumar la adquisición de seis submarinos de clase Kilo (en designación OTAN), de los cuales cuatro son del modelo 636 y dos del 877, y que han realizado pruebas de lanzamiento de misiles de crucero Club-S. Además se debe señalar la compra de 60 vehículos de combate de infantería BMPT-72 “Terminator”, helicópteros de combate Mi-28 o los cuatro regimientos (48 lanzadores) de misiles balísticos tácticos Iskander (equipamiento que también fue visto en acción en el Alto Karabaj).
Intereses rusos en Argelia
Esta carrera militar es posible gracias a los dos suministradores de armamento de la zona: Rusia y EE. UU., que venden a Argelia y Marruecos respectivamente programas como los mencionados en los párrafos anteriores. Si hablamos de Rusia, veremos a un Estado que intenta tener cada vez más presencia en el exterior, saliendo de su zona de influencia tradicional, y Argelia ha sido una de sus grandes apuestas. Si bien Moscú no tiene la capacidad de proyección de Washington, ha visto en el país argelino la oportunidad de tener un aliado fuerte en la frontera sur de la OTAN. Además, no dejan de ser relevantes las ventajas que le reportan las ventas millonarias de armamento: 1.900 millones de dólares entre 2011 y 2015, y que siguen aumentando gracias a la ya mencionada carrera armamentística en la zona.
No obstante, lo importante no es el rédito económico que Moscú saca de sus relaciones con Argel. Prueba de ello es la deuda por valor de 4.740 millones de dólares que Rusia perdonó a Argelia en el año 2006, permitiendo al gobierno argelino continuar adquiriendo armamento por un precio total de 7.500 millones de dólares. Es decir, lo realmente importante para Rusia es mantener su posición en la región, lo cual recuerda a las antiguas estrategias soviéticas.
Para la URSS, Argelia era un enclave de vital importancia en el norte de África, y un vecino preocupante en la retaguardia para la OTAN. Esto cambió en los 90, con la caída de la Unión Soviética, cuando las relaciones casi desaparecieron, hasta 1999. Dicho año, Rusia, a pesar de estar sumida todavía en una profunda crisis, pero empezando a reaccionar a la caída del imperio soviético, firma un tratado de colaboración militar con Argelia en un esfuerzo por hacer un control de daños de la debacle soviética. Desde entonces, las relaciones no han hecho más que estrecharse en todos los ámbitos. De este modo, debemos centrarnos en las ventas de armamento. A pesar de que Argelia intenta diversificar a la hora de adquirir su arsenal militar comprando a países como Francia o China, se estima que un 85% de sus sistemas de defensa provienen de Rusia.
Conclusiones e implicaciones para España
Todo lo expuesto hasta ahora pone en una encrucijada a España. Por un lado, la OTAN, en la que se incluye nuestro país, tiene reticencias hacia Argelia por su influencia rusa. Por otro lado, Argelia es un socio estratégico para España, pues la mitad de sus importaciones de gas natural provienen del mercado argelino. Y éstas son sólo las implicaciones más directas, pues también debemos atender a la cuestión saharaui, en la que el Frente Polisario se ve apoyado directamente por Argelia (con armamento ruso). De un modo u otro, aunque la situación no afecte a nuestro país directamente, el hecho de que España sea todavía reconocida por la ONU como la potencia administradora del Sáhara Occidental, traería consecuencias políticas; además de que el reciente aumento de tensiones se sentiría al otro lado del Mediterráneo, como ya pasó con Libia.
Lo que es seguro es que la presencia rusa es un factor clave que podría afectar tanto a los actores de la región como a España y la Unión Europea. Por un lado, por las ventas de armamento como ya hemos visto, y por otro por la cooperación ruso-argelina existente en asuntos energéticos, a la que el CEPS ha denominado “la OPEC del gas”. Esto implicaría un control ruso sobre el gas que después España, y la UE, compra. Por ello, no deberíamos dejar de vigilar cómo evoluciona la situación en nuestra frontera sur.
José Miguel Román Artíñano
Las opiniones de este análisis son de exclusiva responsabilidad del autor.